COLUMNISTAS
PERONISMO

No ven la Argentina real

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La realidad política argentina es rica, compleja, activa, dinámica y de hecho “previsible”.
Un gobierno que gobierna y una democracia en movimiento y constante recuperación soportan hoy instancias y situaciones que antaño significaban golpes y/o profundas crisis.
Argentina funciona, y su dinámica de producción y trabajo, avances científicos y tecnológicos, su lugar en el mundo, se desarrollan más allá de los climas y humores (los buenos y los malos).

Nuestra sociedad, nuestro pueblo, no son convidados pasivos o manipulables de estas afirmaciones. Está, siempre está. Los peronistas tenemos mucho que ver, o todo que ver, en esta manera de ser de la dinámica en que se resuelven las problemáticas y contradicciones en el devenir de las últimas décadas.

El Gobierno gobierna y tiene que mirar y pensar a los cuarenta millones de argentinos. En cantidad es la Argentina real.
Nuestra Presidenta gobierna pensando en ése “todos”.

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El peronismo goza de buena salud. Los peronistas en función de un legado histórico tenemos que pensar en ése “todos”; pero además, trabajando y consolidando nuestra base real de sustentación, las mayorías nacionales y populares, la casi totalidad de los sectores del trabajo y la producción, la juventud, son nuestra base de sustentación.

Ahí se encuentran nuestros grupos consolidados, nuestros núcleos fuertes, pero ahí también se encuentra –y casi en mayoría– “El ejército de reservas”, que es el pueblo mismo. La relación entre nuestros grupos organizados y fuertes y esa mayoría significa consolidar al Gobierno, a la democracia, ante las minorías destituyentes, ante las rémoras del pasado y ante las permanentes presiones que, por pugnas de proyectos diferentes, por la modernidad, el desarrollo y los cambios profundos, o la vuelta al pasado. Y por todo lo que significan las diferencias y los alineamientos en función de contradicciones económicas, políticas, sociales o culturales, tensan (estas minorías) en forma solapada y recurrente la gobernabilidad y la puesta en duda de las instituciones que exigen por parte de la defensa de la voluntad soberana del pueblo y de la democracia, respuestas permanentes, posturas firmes y movilidad constante.

Las corporaciones, los elitismos e intereses extranjeros, económicos, mediáticos, cuentan con casi la mayoría del arco opositor que, de hecho, aprovecharon el 18F, y además, van renovando actores y remanentes del pasado que les son funcionales: sectores de los servicios, sectores de la Justicia, sectores de cúpulas religiosas, en fin, los de siempre. Mucho cambió, pero mucho tiene que seguir cambiando para que queden en evidencia.

El desgraciado desenlace del fiscal Alberto Nisman, la partidización de la Justicia, les sirve tan sólo hoy para agitar, provocar y desestabilizar. El arco “opositor” permeable se amolda sin ideas, y frota sus manos creyendo que ahora sí encontró elementos para aumentar su accionar, obviamente, cada vez más virtuales y mediáticos.

La Argentina real es muy otra. Lo que nos hace ver todos los días que se produce, se trabaja, se crece, se inventa.

La corporación de los “abogados” y “contadores” que como siempre quieren volver al pasado e instalarse como funcionarios y partidos de las elites dominantes, quieren romper como en 1930, 1955, 1962, 1966, 1976. Quieren la Argentina pastoril, no la Argentina industrialista y moderna, no la de los científicos, técnicos, profesionales, investigadores y trabajadores capacitados. Siguen teniendo los ojos en la nuca, por lo tanto, mirando hacia delante, no ven la Argentina real, con sus mayorías en ascenso, con movilidad social permanente, con recuperación económica, con inserción internacional y protagonismo que nos hace sentir presente y futuro, con la Patria orgullosa que es de todos.

Un gobierno que gobierna lo hace, incluso, haciendo que las demandas, reclamos y oposiciones se movilicen con total y absoluta libertad.

Que cada uno muestre lo que es y, además, que cada uno vaya mostrando sus intenciones.
Por suerte y por conciencia las reservas, que son la mayoría de nuestro pueblo, no se prestan al juego de los que presionan constantemente
y ponen en forma sistemática palos en la rueda.
Nuestro pueblo, la gran “reserva”, piensa, observa y decide.

Sabe quiénes desestabilizan, sabe quién usa en este caso la dolorosa muerte de Alberto Nisman. Sabe contar, conoce la calle y sabe que hay hechos que, como golondrinas de un solo verano, se desvanecen.

Tenemos que militar más, trabajar más, duplicar o triplicar más nuestras “gestiones”.
Abrirnos, ocupar el gran espacio de la política y de las acciones, acercarnos a la gran reserva que es el pueblo real.

Si la oposición no hace una correcta lectura del 18F, va a quedar mucho más encapsulada, creyendo que van por el gran camino y todo es fácil y todo vale; van a terminar en la banquina.

Un gobierno que gobierna tiene que mirar a todos. Nosotros, los que asumimos su defensa, tenemos que pegarnos a las reservas reales del pueblo. A esas mayorías que siempre llegan y consolidan triunfos, logros, y hacen andar la rueda de la historia –donde no entran los palos y sí la felicidad y una Patria para todos.
 
*Vicepresidente 2º de la Legislatura porteña.