¡Me mandan cada cosa por mail! He estado pensando seriamente en cambiar la dirección, pero: 1) al poco tiempo el desastre es el mismo, porque por una razón o por otra ha empezado a dar la dirección nueva a un montonazo de gente y las amigas se la dan a las otras amigas y así; y 2) la última vez que la cambié, hace años de esto, la burocracia era tan infernal que parecía que yo estaba pidiendo la ciudadanía en Austria. Bueno, me aguanto. Pero de vez en cuando… sí, de vez en cuando cae algo interesante o directamente bueno. Esta vez fueron unas fotos que no son lo que parecen. Sí, ya sé, hay mucho de eso y aparte, el señor Arcimboldo ya lo hizo y es genial. Pero no puedo negar que pasé un buen rato y hasta me reí con algunas. Después me dio por pensar y aunque ya se sabe que pensar es peligroso, lo hice con todo gusto y sin culpa. Este señor de las fotos que no son lo que parecen, digo yo, lo debe conocer a Magritte, ¿no? Magritte, René Magritte, usté debe acordarse de él, seguro, el de “detrás de cada cosa visible hay otra cosa que es invisible”. Caramba, dije yo, y casi se me podía ver la lamparita de 60 watts prendida sobre mi cabeza, ¿y si la realidad es la cosa invisible que hay detrás de la visible? ¿Y si hay una rosa enorme en el rincón de mi living que desaparece cuando yo abro la puerta y entro? En fin, está bien, como jugueteo es suficiente, pero la lamparita titila y yo me digo: “Bueno, ¿pero quién se ocupa de que yo no vea la rosa? ¿Quién se ocupa de que yo vea llover señores con bombín? Y, vaya a saber por qué, me acordé de las Bolsas que en el mundo se vienen abajo y las predicciones de los que saben, que no son los que no nos dejan ver la rosa. Hasta luego. Que el domingo y las predicciones le sean propicios.