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Notas sobre el derrame

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El gesto del que espera un derrame se parece al del que pide limosna: un gesto desde abajo hacia arriba, un gesto que los de abajo les dirigen a los de arriba (los que esperan largamente una lluvia, que no deja de ser un derrame en cierta forma, adoptan ademanes parecidos). Los derrames, por definición, se producen cuando algo se colma: derrame es lo que le sobra a aquel que se ve completado. ¿Qué pasa, empero, con los insaciables, con aquellos a los que nada les basta? Esos sí que no derraman nada. A veces se les derrama el petróleo, pero eso es por accidente, y hay que ver con qué avidez lo juntan (si hace falta, lamen pingüinos; si hace falta, raspan ballenas).
Claro que, a veces, las masas líquidas, masas líquidas o masas a secas, van levantando temperatura, se van calentando poco a poco cada vez más, hasta que de repente se agitan y rompen como suele decirse en hervor. Y entonces sí que hay derrame, pero un derrame de otra clase, más bien de lava volcánica, de desborde y de explosión, derrame de abajo hacia arriba, difícil de contener (o contenido a pura represión, como pasó en 2001).
Si en un juego de asociación libre de palabras, se propone la palabra “derramar”, yo creo que la mayoría la asociará con la palabra “lágrimas”. Y si se propone la palabra “derramamiento”, yo creo que la mayoría la asociará con la palabra “sangre”. ¿Será posible que, en un juego así, alguien asocie con la palabra “dólares”? Según parece, hay algunos que sí. Será porque no piensan en otra cosa.