Era hora. ¡Por fin! Se tomaron 14 años los señores legisladores, pero finalmente los diputados nacionales debatieron y acordaron que la Dra. Marisa Graham será la Defensora de los Niños, Niñas y Adolescentes. Y la acompañarán dos adjuntos: Juan Facundo Hernández y Fabián Repetto.
No obstante, aún falta el acuerdo del Senado y es de esperar que sea a la brevedad.
Conozco a Marisa Graham desde hace mucho, y me consta su idoneidad intelectual y solidez de conocimiento en temas de infancia.
Le espera a Marisa una tarea muy compleja, porque no es sencillo edificar una Defensoría –de nivel nacional– que requiere infraestructura, presupuesto, conexión con las provincias y enlace con todas las instituciones, que abarquen la temática de niñez y adolescencia.
Por ejemplo, tendrá que tomar en cuenta a los tres poderes nacionales: el Ejecutivo con sus áreas pertinentes, el Legislativo con las comisiones que correspondan, y el Poder Judicial: Ministerio Público de la Defensa, Asesoría de Menores, y sus institutos que, aunque no sean de su competencia, suele pasar que las familias de los chicos institucionalizados recurren a la asistencia social. Y van a pedir ayuda donde están los defensores de los chicos.
Como si esto fuera poco, la Defensoría de los Niños, Niñas y Adolescentes deberá informar anual o semestralmente a la Comisión Bicameral del Congreso Nacional, sobre todo, para generar y fichar desde el primer día los datos elaborados que ingresarán a la Memoria Institucional anual.
Sería bueno además que la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes articule con la institución del Defensor del Pueblo de la Nación, suponiendo que algún día esa Bicameral se despabile y recuerde que dicha institución permanece acéfala desde hace diez años.
Por otra parte, aunque se trate de dos Defensorías autónomas, los niños son parte del pueblo, y el pueblo de la Nación incluye más del 30% de niños y adolescentes en un total de 43 millones de habitantes.
Entre otros lineamientos seguramente Marisa Graham también tendrá que construir el Consejo Federal de Derechos Humanos de Niños, Niñas y Adolescentes –si no lo hubiera– o participación en él si ya estuviera en funciones.
También esta nueva Defensoría tendrá que conectarse con el Espacio Latinoamericano, a saber: Instituto Interamericano de Niñez, Mercosur, OEA, Unicef local y otros.
Es obvio que una defensora y dos adjuntos no son suficiente estructura.
Por tanto, será imprescindible que la Dra. Marisa Graham pueda elegir profesionales y asistentes idóneos. O bien pedir personal externo o solicitar por concurso, tanto profesionales como administrativos, auxiliares calificados, etc.
Conclusión: la flamante Defensora de los Niños/as y Adolescentes es una profesional de excelencia, que va a tener mucho que remar durante la primera etapa. Quienes hemos insistido a la Bicameral por su demora en la fundación de la Defensoría de los Niños, Niñas y Adolescentes intentaremos aportarle lo mejor porque así lo merece.
En cuanto a nuestros colegas, sean abogados, trabajadores sociales, educadores, pediatras, periodistas o psicólogos –según haga falta en la primera Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes– esperamos que cooperen eficazmente en esta esperanza que se prepara para cuidar, educar y promover a nuestros chicos y chicas de una nueva generación.
Felicitamos a Marisa, no dudamos de su profesionalidad y le deseamos éxito en su importante y compleja tarea.
*Abogada. Presidenta del Instituto Argentino de Derechos Humanos.