No hay razón para creer que la salida de Guillermo Moreno de la Secretaría de Comercio Interior genere cambios de fondo con respecto a las políticas de los últimos años del Gobierno sobre importaciones.
Indudablemente, el cepo a las importaciones fue producto de una batería de desaciertos fiscales, monetarios, productivos y comerciales del último equipo económico. ¿Quién abriría las importaciones en medio de una estampida de las reservas del BCRA, con una inflación del 25% mínimo y un tipo de cambio retrasado?
Esto no quiere decir que la renuncia/despido del polémico secretario vaya a ser inocua. Todos descuentan un cambio de formas, que en el proceder de cualquier servidor público no son un tema menor. No me refiero exclusivamente a la personalidad de Moreno.
El haber administrado sin ley el derecho de las empresas a comerciar libremente con el exterior hizo que quienes contaban con capacidad de lobby fueran beneficiados sobre los que no tuvieron esa habilidad. Y la amenaza de presiones “extra” por los organismos de control eliminó la chance de reclamar judicialmente por quienes sentían avasallados sus derechos y terminó por instaurar un “sálvese quien pueda”. Se va Moreno. Parece definitivo. Ojalá no lo tengamos que extrañar...
*Presidente de Branding Merchandising.