A Enrique Cristofani, el presidente del Santander, no lo pueden contener. Al frente de la entidad desde 1992, cuando era Banco Río, esta especie de Manuel Quindimil de los banqueros que vivió otros auges y crisis hoy está exultante. Sus propios colegas tratan de frenarle el embale pero él llegó a informarle ya a su casa matriz que la Argentina entró en un ciclo de crecimiento sostenido inédito, que estará más cerca del 4% que del 3% en los próximos años. Es cierto, acaba de absorber un banco como el Citi y tiene, pese a retiros voluntarios abiertos, unos 9 mil empleados a cargo. Nadie lo haría si creyera que lo que viene es el desastre, “pero su ánimo está por las nubes”, grafica un empresario que comparte reuniones periódicas con él.
No es el único. Desde las primarias, una ola de optimismo explícito se desató en el sector privado. Cristiano Rattazzi, el presidente de la automotriz italiana Fiat, entró al acto del Día de la Industria el jueves pasado en Pilar recomendando una lectura: “Lo que dijo Sturzenegger es excelente, está para leerlo”. Se refería al discurso del presidente del Banco Central el día anterior ante los principales dueños de empresas del país nucleados en la oficialista Asociación Empresaria Argentina (AEA). Allí estuvieron desde Luis Pagani, de Arcor, hasta Héctor Magnetto, de Clarín. Mario Blejer, ex jefe del Central y otrora asesor del candidato de Cristina Kirchner, Daniel Scioli, refrendaba estas proyecciones en los pasillos.
—¿Se puede arruinar este repunte, Mario?
—Es difícil que se arruine. Tendrían que entusiasmarse e inventar algún impuesto que genere un clima adverso, o tendría que haber alguna crisis externa muy fuerte. Pero ahora que el partido va 4 a 1 es fácil ser optimista. Yo lo decía antes.
Los números, en tanto, parecieran tomar envión. No sólo volvió a repuntar la industria cerca de un 6% interanual y la construcción creció al 20% en julio: en Acindar, principal proveedora de hierro redondo para las obras, la demanda se aceleró en las dos semanas después de las PASO y su previsión de crecimiento anual en ventas que estaba en 10% subió al 15%. Y el dato de la semana que pasó inadvertido es que la inversión bruta que mide el estudio Ferreres y Asociados acentuó su ritmo de expansión: venía saltando al 7% y 10% en mayo y junio respecto del año pasado, pero en julio lo hizo al 16%. Gente que pone fierros porque ve que hay mercado hacia delante. O sea, algunos que empiezan a creer que por lo menos esta recuperación no se cortará pronto.
Pero esto no significa que no haya nubarrones en el horizonte, que pueden no venir de la macro, sino del contexto social. ¿Cómo será el humor de una sociedad cuyo motor de empleo muta al cuentapropismo? De los 186 mil puestos creados en los últimos 12 meses, según el Ministerio de Trabajo, unos 60 mil fueron monotributistas. Y los que quedan en relación de dependencia, ¿cómo tomarán el cambio de regulaciones que avanza por sectores? Carlos Ormaechea, presidente de Tecpetrol, la petrolera de Techint en el Sur, no anduvo con vueltas: “Hay que reducir los costos un 50%”, sintetizó en el seminario de AEA. No sólo se refería al ítem laboral. Hablaba también de logística, de cambiar el camión por el tren.
En este contexto, las escenas de la represión policial en la madrugada del sábado en el centro porteño, cualquiera haya sido el origen y las interpretaciones posibles, también tienen un significado en el combo oficial proinversor. Así como el ajuste laboral se plasma en acuerdos sectoriales con gremialistas que aceptan cambios en las regulaciones, y así como los nuevos precios de la energía se consuman cuando llegan las facturas de luz y gas, el concepto abstracto de “seguridad jurídica”, “respeto a las leyes” y la idea repetida de ser “un país normal” que esbozan en Cambiemos se concreta cuando las fuerzas de seguridad actúan en el espacio público. Y eso también está en la vidriera de la “vuelta al mundo”. El año que viene será la cumbre del G20 en nuestro país. Su última edición en julio, en Hamburgo, dejó más de 140 detenidos.