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Otra grieta para CFK

Su salida del PJ dañó el encantamiento con intendentes. Síntoma de debilidad.

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‘SEGUNDOS AFUERA’ Cristina Fernández | PABLO TEMES

La decisión de excluir al PJ del frente Unidad Ciudadana estragó el encantamiento entre los intendentes del GBA y Cristina Fernández de Kirchner: consentir su liderazgo no por la confianza política que les inspira, sino por la descripción que los sondeos hacen de ella en el Conurbano. Adoración por el resultado de un algoritmo inexplicable si no fuese por la incertidumbre electoral despertada por un fenómeno extraño a su sistema de valores: María Eugenia Vidal.

No es una fidelidad fetichista a símbolos partidarios la que pone en crisis la neorreligiosidad por la que sortearon momentos de desorientación con esa fe. Como Martín Insaurralde con los recientes episodios de inseguridad en Lomas de Zamora que golpearon la gestión del gobierno municipal: al intendente lo inquietó que TN le diese tratamiento noticioso más benigno que C5N.

Ni tampoco que el programa difundido por CFK antes de reunirlos en el Instituto Patria el miércoles pasado omita mención a la inseguridad, que esta semana desplazó su ola a Almirante Brown para dejar sin transporte público al sur del GBA por la muerte de un colectivero en Claypole. El tema es prioridad en la agenda ciudadana desde hace al menos una década. La proximidad de estos acontecimientos con la campaña vuelve difícil sustraerlos de ella esta vez.

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Lo que preocupa a los alcaldes es la solución de la ex presidenta para no competir con Florencio Randazzo en las PASO, que arroja una conclusión inquietante: además de falible, la estrategia política de Cristina tiene inconsistencias. Algunos se esperanzaron en interpretar una alambicada autocrítica en ese encuentro cuando rehusó definir su candidatura a senadora para no entorpecer gestiones de unidad.

Por eso presionan para posponer del 20 al 26 el acto en Arsenal de Sarandí. Es una pulseada con La Cámpora con repercusiones en el PJ. Se le exigirá apenas una licencia a Fernando Espinoza, titular del PJ y excluido del frente para el que milita. La Cámpora desea otra. Que lidere la lista de diputados nacionales y alejarlo del cargo.

Espinoza y Verónica Magario, socia política, precisan eludirla. El PJ es vital en su candidatura a gobernadora, por la que compite con Insaurralde y Jorge Ferraresi. El de Avellaneda apeló a un giro semántico para acomodarse a un eventual cambio. En horas, Randazzo pasó de empleado a dirigente importante en un ciclotímico estándar donde tal vez incida el despido a viejos amigos: Luis D’Elía, Amado Boudou y Gabriel Mariotto. Todos caídos en actos de servicio a Cristina contra los intendentes.

La administración del conflicto entre Magario/Espinoza e Insaurralde permite a CFK tener control en los dos distritos electorales más importantes de la Tercera Sección. Privilegio que podría perder si se postula, resulte electa o no. Es lo que da sentido a una negociación con Randazzo y a la presión ejercida sobre su espacio para eso. Wado De Pedro instruyó al intendente de José C. Paz, Mario Ishii, para que dispute en el PJ con la lógica de dividir recursos económicos y de difusión garantizados por ley.

Sergio Massa interviene en la crisis. Recibió el martes 13 en sus oficinas de Córdoba al 700 a Gabriel Katopodis. Con los intendentes de Hurlingham y Bolívar, Juan Zabaleta y Eduardo Bucca, el de San Martín está cerca de Randazzo, a quien Massa pretende desgastar. La amistad con Katopodis es tal que pasa por alto el episodio de 2015, cuando Massa lo aguardaba para formalizar alianza y se enteró por TV de su regreso al FpV.

El declinamiento del PJ bonaerense habilita la fantasía de perpetuar el liderazgo de Cristina y entusiasma a los gobernadores para resistir a Cambiemos y cualquier proyecto de recortar recursos para achicar el déficit o redistribuir coparticipación para reajustar a valores constantes el Fondo de Reparación Histórica del Conurbano. Es lo que persigue el acuerdo ofrecido al presidente Mauricio Macri.

En esa lógica, la vacancia de un liderazgo a la medida de las nuevas tecnologías motivó el interés de la visita de Martín Lousteau a Tucumán, invitado por el diputado radical Ariel García, opuesto al titular del Plan Belgrano, José Cano, e íntimo de Enrique “Coti” Nosiglia. Con Ricardo Alfonsín (Buenos Aires) y Juan Carlos Marino (La Pampa), García y Nosiglia critican el espacio dado a la UCR en Cambiemos, que achacan a Ernesto Sanz, José Corral, Mario Negri y Angel Rozas. Los amenazan con una Convención para 2018 capaz de poner en litigio la alianza.

El ex embajador aprovechó para conversar con Juan Manzur de algo más que la recuperada exportación de limones a los Estados Unidos. El gobernador intercedió ante Víctor Santa María por auxilio electoral para Lousteau. El titular del PJ porteño esquivó una gestión que precisaría su papel en el ballottage de 2015. Es una de las razones por las que Massa no formalizó un acuerdo con Lousteau al que prestaron oficios figuras en apariencia antagónicas: Margarita Stolbizer y Luis Barrionuevo, amigo de Nosiglia e histórico operador del PJ en el Noroeste.

La “eutanasia radical” atribuida al PRO agita la disidencia radical con las PASO en Cambiemos. Sin sistema D’Hont, el reparto de cargos entre mayoría y minoría respeta la proporción de tres a uno siempre que el perdedor obtenga el 30% de los votos. Es la disyuntiva de librarlas para el intendente Ramón Mestre en la ciudad de Córdoba si desea garantizar la reelección de su hermano Diego como diputado nacional.

Bajo la presunción de obtener tres, el PRO le oferta dos por el cupo femenino para Brenda Austin y Soledad Carrizo, prima de Carla y diputada nacional por ECO, el partido de Lousteau. Los mandatos de Austin y Carrizo vencen en diciembre. Es el marco en que Vidal podría anunciar una jugada audaz tras el retiro espiritual: que Gladys González lidere la lista de senadores nacionales. Desplante a Esteban Bullrich.

Al ministro de Educación lo apadrina Horacio Rodríguez Larreta, nuevo protector de Emilio Monzó. El titular de Diputados ya está alineado con el eventual destino presidencial del jefe de Gobierno porteño. La gobernadora alienta un recorte de ministerios como señal de austeridad. A Rodríguez Larreta se atribuye el diseño del actual gabinete.