Hay diarios cuya vida se mide en décadas, algunos tienen más de un siglo. En esa perspectiva, diez años en la vida de un diario pueden parecer poco. En la Argentina –sociedad sin largo plazo– pueden ser una eternidad. El diario no es un bien durable; normalmente se lo consume y descarta en el día. Pero su valor intrínseco no es tan efímero porque se deriva de su efecto acumulativo sobre la cantidad y la calidad de la información que transmite, por su contribución a la formación de una opinión pública consistente. El diario aporta a su público a través de una interacción continua con él. El valor de un diario debería medirse a través del diálogo que mantiene con sus lectores. Posiblemente sea válido aplicar a los diarios el viejo dicho: “dime qué diario lees y te diré quién eres”. La edad de un diario podría medirse entonces por el grado de inserción, de confianza y de lealtad que genera en su público.
Conmemorando los diez años de PERFIL aventuro esta opinión: PERFIL es un diario influyente entre los argentinos que prefieren leer noticias y comentarios que los hacen pensar antes que escuchar lo que ya piensan –aunque por lo general, el diario pueda decir mejor eso que uno piensa–, entre quienes anhelan una sociedad genuinamente plural y valoran exponerse a opiniones diversas.
Esta década que vio nacer y crecer a PERFIL ha estado signada, entre otras cosas, por un alto nivel de confrontación. En casi todos los sectores políticos ha prevalecido el principio de que los argentinos nos dividimos entre quienes están del lado bueno de la historia y quienes lo resisten; esa visión de las cosas desafía a la idea de que la sociedad es por definición diversa y múltiple y que su destino sólo puede trazarse legítimamente si las decisiones públicas se basan en razonables grados de consenso. Esta ha sido, en ese plano, una década difícil.
Hoy, en medio de un proceso electoral decisivo para los próximos años, se tiene la impresión de que nos encaminamos a un tiempo distinto, en el que prevalecerá una convergencia hacia consensos importantes. PERFIL navega cómodamente en esa corriente que busca el diálogo.
Los editores del diario tienen sus ideas, y no las ocultan. La personalidad que imprimen al diario las refleja, pero también refleja una principio que esas ideas encierran, el que lleva a abrirse a quienes piensan de otro modo. PERFIL alcanzó sus diez años de vida porque encontró un público que valora esa propuesta. Creo que el diario apuesta a que el país que viene sea más permeable a esos valores.
Desde 2007, cuando fue elegida la actual Presidenta hasta ahora, cuando está concluyendo su mandato, predominó en el país un enfoque confrontativo. En una columna publicada en la sección Ideas el 15 de octubre de 2007 escribí: “Hemos puesto fin al largo ciclo de los golpes de Estado y los gobiernos militares. Pero no hemos logrado igual éxito en el plano económico, educativo y social.
Es posible que el diagnóstico que en 1980 formuló Paul Samuelson continúe siendo una clave para entender por qué: el problema argentino es una crisis del consenso social. La dirigencia –principalmente, pero no solamente, la política– no encuentra el camino para una articulación de los diversos intereses sociales, para gobernar sobre la base de mínimos denominadores”.
Reproduzco estas líneas cuando estamos celebrando los diez años de PERFIL precisamente porque pienso que una contribución de este diario a la sociedad es el grano de arena que aporta cada día para ayudarnos a los argentinos a entender nuestro país, pero también a entendernos entre nosotros. En toda las sociedades los gobiernos deben arbitrar demandas sociales contradictorias entre sí. De eso se trata, en buena medida, elaborar consensos, y para lograrlo es necesario que los ciudadanos nos entendamos entre nosotros. PERFIL nos ayuda a escucharnos.
(*) Sociólogo.