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Política económica o economía política

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Debemos distinguir dos conceptos: economía política y política económica.  Es fácil la confusión porque son las mismas palabras en castellano, pero en inglés se trata de Political Economy o Economy Policy.  En alemán es aún más notable: politische Ökonomie o Wirtschaftspolitik (¡gracias traductor de Google!)
Economía política es la ciencia de las decisiones para lograr el mayor bienestar para una sociedad. Estudia el comportamiento humano respecto de los fenómenos económicos, tiene un marco conceptual y es una ciencia social, que –a veces– puede expresarse con modelos matemáticos que simplifican un tema, al solo fin de analizar las consecuencias de cualquier modificación.
Es diferente a la política económica, que es un conjunto de herramientas de la economía para intentar modificar algunos comportamientos y resultados económicos. Hay políticas fiscales, monetarias, cambiarias, que afectan las decisiones de las personas. Esas políticas están basadas en los hallazgos y conceptos de la economía política.
Ultima aclaración: los economistas profesionales siempre hablan de economía política, y solo por brevedad y para evitar confusiones se suele obviar la palabra política.  Es una chicana barata y berreta reclamar cada tanto que la economía debe ser la economía política, porque siempre y por definición, se refiere al comportamiento humano en relación con otros, al hombre en sociedad, miembro de una polis.
Hecha esta distinción, lo más importante es tener muy pero muy claro que todos los análisis y todas las herramientas deben mirar  los costos y beneficios. Es el político quien debe definir cuál costo asumir para lograr cuál objetivo. El economista indica las opciones, el político decide. Bien puede ser que haya un mal economista que no estudió bien las opciones, o un político terco que no quiera reconocer que hay costos. También pudiera ser que es una misma persona quien analiza y debe decidir. Es fácil ver la diferencia de roles cuando se gobierna  un país, pero no tanto cuando se es el gerente financiero de una empresa.   
En general, los economistas y los políticos buscan el crecimiento económico y el mayor nivel de empleo posible.  ¡La discusión está en cómo lograrlo! También hay diferencias en cuánto se valora el corto plazo versus el largo.  Si cambia el político que toma las decisiones o quien lo asesora, o se modifican las políticas antes de lograr su efecto, indudablemente tendremos un efecto de péndulo.  ¿Suena conocido?
En la Argentina estamos en una compleja situación, ya que a ningún político le gusta dar malas noticias y muchísimo menos en años electorales. Indudablemente en la Argentina habrá muchas malas noticias por un tiempo para solucionar el cúmulo de problemas que tenemos, que se manifiestan en la inflación, recesión y endeudamiento.  Esos problemas son en realidad el resultado de la notable falta de productividad argentina, de las rigideces estructurales en casi todos los sectores, y de un Estado elefantiásico que aunque milagrosamente comenzara a ser eficiente, es demasiado grande y caro para que el sector privado pueda sostenerlo.
Cuanto antes los argentinos pensemos en cómo debe ser el país que queremos, más claro tendrán los políticos qué costos pueden asumir para lograr el objetivo. Siempre habrá esfuerzos y costos. No se escala el Everest sin entrenar, no se hacen goles sin correr.  Es aún más difícil para un país donde todos preferimos que el costo lo asuma otro; es aún más difícil si estamos en elecciones ya que el político quiere dar buenas noticias; y es aún más difícil  porque no tenemos claro el diagnóstico. La oposición no ayuda y sencillamente promete el Nirvana. Criticar es fácil, decidir es difícil. Capítulo uno de cualquier libro de economía política.

*Economista. Universidad CEMA.