COLUMNISTAS
Humanos?

Políticos al agua

default
default | Cedoc

En uno de los capítulos de Ser o no ser, una biografía política, sentimental y deportiva de Carlos Alberto Reutemann, Gabriel Pandolfo relata la conducta de su biografiado antes y durante la inundación de Santa Fe. Por lo general, las investigaciones periodísticas se limitan a urdir o hilvanar los hechos que resultan relevantes a juicio de su autor, contentándose a lo sumo con alguna que otra cuota de ironía. Pero Pandolfo, excediendo la norma no escrita, narra lo ocurrido con una prosa exaltada y enfurecida, tan aluvional como la crecida y el derrame catastrófico que Reutemann, aun contando con todas las informaciones de los organismos especializados a su alcance, en una suerte de exhibición de fatalismo depresivo argentino, no anticipó, ni resolvió, y ante la que no supo cómo responder. Hubiera bastado, según se cuenta en el libro, que no quitara presupuesto para obras donde había que hacerlas, ni interrumpido las que venían realizándose. Hubiera servido también que no declarara, frente a los hechos consumados, que no había medida por realizar frente a esa suerte de diluvio; hubiera servido tal vez que renunciara. Lo que hizo, en cambio, fue ponerse las botas y salir en bote a rescatar lo que sus propias impericia y lenidad habían propiciado. Cuando el enviado del gobierno nacional, Juanjo Álvarez, lo vio a bordo de un tractor le preguntó qué estaba haciendo; si quería acaso mandar un tractorista a gobernar. Quizá Alvarez había olvidado al ilustre precursor de esta visible modalidad de hacer mala política, Ronald Reagan, que luego de subsidiar a los ultramillonarios y desguarnecer a los necesitados con su política impositiva decidió formar parte de una cadena humana de distribución de restos de beneficencia destinada a paliar la miseria que él había colaborado a crear. Y se sacó fotos sonriendo. El mal bien siempre paga.

El argumento que descarga toda responsabilidad política y personal sobre los hechos en hombros del designio divino o natural es, además de canalla, conceptualmente tosco. Si algo distingue a nuestra especie del resto de las bestias es precisamente la capacidad de transformar y producir el entorno que se habita. A esa condición adquirida –que no parecen desconocer solamente nuestro intendente y nuestra presidenta– se le llama, precisamente, lo humano. Mientras no salgamos a colonizar el resto del universo en procura de fuentes de materias primas destinadas a consumos por lo general fútiles y perecederos que la lógica del incremento avaricioso del capital inviste del atributo banal de lo deseable y de lo nuevo (se nota ya en mi ánimo el influjo pastoral de Francisco), estamos obligados a prever y resolver los problemas de cuya aparición somos, en parte, responsables. No hacer obras públicas, entubar arroyos en vez de dejar libres sus cursos, cementar plazas, levantar adoquines, entregarse al frenesí de la especulación inmobiliaria y sacarse luego fotos compungidas, poniendo cara de sufrimiento compartido ante las verdaderas caras de la desgracia es lo mismo que realizar aportes financieros a la bolsa de la catástrofe.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite