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Poscapitalismo y un milagro para Alberto

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Alberto Fernández realizó una gira por Europa para alejar el virus del default. | Pablo Temes

El principal objetivo del tour oficialista por Europa esta semana tuvo raíz económica: acercar a la Argentina y al FMI. Pero para entender el final de la gira –reunión de Alberto Fernández con Kristalina Georgieva en Roma–, hay que reparar en el comienzo –delegación oficial recibida en Lisboa por Antonio Costa–. La decisión de iniciar el periplo en suelo luso no fue casual: el Gobierno busca emular la receta del “milagro portugués” pero en clave argentina.

Portugal se convirtió en un seductor ejemplo para el Frente de Todos porque pudo acordar con el Fondo sin implementar políticas de ajuste de largo aliento. Tras la gran crisis financiera internacional de 2008, Lisboa entró en una situación dramática. El desempleo se había duplicado del 7,5% al 16%, la pobreza trepaba al récord en décadas de un tercio del país, y el Estado no tenía forma de remediarlo por la escalada del déficit fiscal (11,2% del PBI) y del déficit en cuenta corriente (10,2% del PIB).

Para poner fin a la hecatombe, la Troika que opera en Bruselas –FMI, Comisión Europea y Banco Central Europeo– envió a Portugal un salvataje de 78 mil millones de euros en 2012 y, a cambio, exigió un riguroso plan de recorte estatal a Pedro Passos Coelho. El premier conservador de entonces congeló el salario mínimo, impuso un recorte del 25% en el sector público, suspendió jubilaciones anticipadas y amplió la semana laboral de 35 a 40 horas.

El principal objetivo del tour europeo tuvo raíz económica: acercar a la Argentina con el FMI. La decisión de iniciar el periplo en Lisboa no fue casual: el Gobierno buscó emular la receta del “milagro portugués” en clave argentina.

Pero Passos Coelho también inició un camino alternativo a la fórmula fiscalista. En Los riesgos de extrapolar el ejemplo de Portugal, Marina Dal Poggeto demostró que son muchas variables las que debe tener en cuenta Fernández si quiere copiar el modelo portugués. Economista de la UBA y magíster en Políticas Públicas de la Universidad Torcuato Di Tella, Dal Poggeto recordó que Lisboa le otorgó un rol clave al Banco Central para recomprar deuda, bajar la tasa de interés y reabrir el crédito internacional y así poder sumar medidas de expansión por fuera de la receta clásica, siempre esgrimida por el Fondo.

Al círculo virtuoso se sumó entonces un sostenido aumento de las exportaciones, gracias a las inversiones alemanas que llegaron cuando bajaron los costos laborales en Portugal, y un explosivo incremento en el turismo, que trepó a picos del 50% anual, por la ola de atentados terroristas que azotó a principios de la década pasada las costas del norte de África y puso a las soleadas playas portuguesas entre las prioridades del verano europeo.

De esa manera, lentamente, el plan ortodoxo/heterodoxo aplicado en Portugal comenzó a mostrar señales positivas y las cuentas públicas empezaron a cerrar. Pero el bienestar no se “derramó” en la población de forma inmediata, por lo que Costa accedió al poder tras las elecciones en 2015 con la promesa de poner fin al ajuste en una alianza con el Bloque de Izquierda, el Partido Comunista Portugués y Los Verdes. Tras asumir en el Palacio de Sao Bento, Costa puso en marcha un potente shock de consumo.

Pero no fue magia. Costa le explicó a Alberto que en un comienzo solo pudo aumentar el salario mínimo y que el resto de las remuneraciones crecieron varios años más tarde, cuando la economía mostró signos reales de reactivación. Así, el primer ministro socialista trazó para el presidentre peronista el camino del “milagro” portugués: brutal ajuste-equilibrios fiscales-aumento salariales-inyección de consumo-recuperación económica.

Se trata, hay que decirlo, de una hoja de ruta que plantea serios desafíos y obliga a consensuar, sobre todo en el comienzo del trayecto, medidas difíciles de aceptar para algunos sectores del Frente de Todos.

El premier socialista trazó al presidente peronista el camino: brutal ajuste-equilibrios fiscales-aumento salariales-inyección de consumo-recuperación económica. Hoja de ruta difícil de consensuar en el Frente de Todos.

Boaventura de Sousa Santos es uno de los mayores cientistas sociales de Portugal. Formado en la izquierda, es uno de los intelectuales más respetados por el actual poder de su país. Doctor en Sociología por la Universidad de Yale y catedrático de la Universidad de Coímbra, Sousa Santos es autor de Descolonizar el saber, reinventar el poder, un muy desafiante ensayo que analiza la última etapa del capitalismo en clave posmarxista.

Es tan difícil imaginar el fin del capitalismo como imaginar que el capitalismo no tenga fin –sostiene Sousa Santos–. Ese dilema ha fracturado el pensamiento crítico de izquierda en dos vertientes que plantean opciones políticas distintas. Una de ellas dejó de preocuparse por el fin del capitalismo y centra su creatividad en desarrollar un modus vivendi que permita minimizar los costos sociales de la acumulación capitalista. La otra enfrenta la dificultad y busca alternativas poscapitalistas”.

Costa leyó ese libro y se lo recomendó a Alberto. Solo resta saber si esas páginas podrán producir el mismo efecto en la compleja alianza oficialista para que Argentina logre repetir el milagro de Portugal. Ese que promete llegar al paraíso atravesando el infierno.