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viaje papal II

Proselitismo

La religión cristiana es proselitista y los viajes del papa Francisco como máxima autoridad de la Iglesia Católica se inscriben dentro de las funciones de esparcir la fe y aumentar el número de feligreses para consolidar su presencia.

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La religión cristiana es proselitista y los viajes del papa Francisco como máxima autoridad de la Iglesia Católica se inscriben dentro de las funciones de esparcir la fe y aumentar el número de feligreses para consolidar su presencia. Los apóstoles asumieron la tarea de divulgar el milagro de la resurrección de Cristo y cumplir con el mandato “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:19-20). En el largo periplo el cristianismo fue asumido como la religión oficial en Occidente mientras en Medio Oriente nacía el islam y en Asia se difundía desde India hacia el norte el budismo. La Iglesia Católica acompañó la expansión de las potencias europeas hacia Africa, América y Asia para tratar de convertirse con su colaboración en la Iglesia universal e incorporar a las nuevas poblaciones a su fe. Este proceso proselitista requirió de una enorme dedicación en términos humanos y de recursos apoyados en la necesidad de imponer la fe cristiana.

El desarrollo del catolicismo y de otras religiones sufrió transformaciones a través de tiempo con el cambio de valores en favor del individuo y en detrimento de la comunidad tanto a nivel de la sociedad como políticos. El papa Francisco ha condenado en diversas ocasiones el proselitismo considerándolo incluso un pecado y ha elogiado la evangelización. La acción proselitista tendría connotaciones negativas porque involucraría el ejercicio de poder y subestimación de otras religiones mientras la evangelización implicaría la propagación con actitudes positivas que pongan en relieve el valor de la fe católica. Los grupos evangelistas en ese contexto serían proselitistas al propagar su verdad a través de la crítica. El papa Francisco cree en el diálogo ecuménico primero para promover la unidad de las Iglesias cristianas y superar las diferencias teológicas pero también con las religiones no cristianas para conjurar “los intentos de eliminar a Dios y lo divino del horizonte de la humanidad”.

El papa Francisco es el jefe de la Iglesia Católica y también ejerce las funciones de primer mandatario de la ciudad-Estado del Vaticano con una extensa red de relaciones diplomáticas bilaterales y la participación en algunos organismos, sin asumir responsabilidades en los más importantes. Esto permite tomar distancia de las decisiones y ejercer el derecho de crítica a sabiendas de que su palabra será considerada verdadera por los católicos.  

El papa Francisco asumió directamente la tarea de evangelización para diferenciarse del proselitismo con una política activa construyendo sobre la base del ejemplo un eje sobre el cual deberían girar también el resto de las religiones y el no religioso. Los viajes a países donde los católicos son minoría reflejan la urgencia de transmitir su mensaje y la agenda de los temas considerados por el Sumo Pontífice como prioritarios. En su viaje a Myanmar hizo un paralelismo entre las enseñanzas de Buda y San Francisco de Asís para mostrar los objetivos comunes de ambas religiones. Este intercambio y el llamado a otras religiones a trabajar con un espíritu ecuménico conllevan la plena confianza en el mensaje y en la posición cierta de la Iglesia Católica para enfrentar los problemas actuales desde la pobreza que afecta a una parte importante de la población mundial hasta el conflicto de las armas nucleares de Corea del Norte. En esa ocasión, como en el mensaje transmitido a los pueblos originarios que poseen sus propias creencias, el mensaje no se da a partir del diálogo sino que se transmite una única visión elaborada por la máxima autoridad de la Iglesia Católica. Esta seguridad hace muy difícil la distinción entre evangelización y proselitismo porque tiene el propósito de ratificar la existencia de una sola verdad sin atender al caleidoscopio que desde hace varios siglos permite visiones diferentes de la realidad.    


*Embajador.