OPINIóN
pruebas Llece-Unesco I

Que lo importante relegue a lo urgente

28_11_2021_logo_ideas_Perfil_Cordoba
. | Cedoc Perfil

La reciente publicidad de los resultados de la prueba ERCE realizada por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (Llece), dependiente de la oficina regional de la Unesco para América Latina y el Caribe, muestra un estado de situación a 2019 de los procesos educativos entre 2012 y ese año.  

Esta prueba tiene sus antecedentes en las evaluaciones Perce de 1997, las Serce realizadas en 2006 y las pruebas Terce de 2013. En todas ellas se tuvieron en cuenta los currículums de los diversos países, en lenguaje, lectura y escritura, matemáticas en 3° y 6° grado, mientras que ciencias solo se evalúa en 6° grado.

Los resultados generaron revuelo en la opinión pública ya que, para un país como Argentina, orgulloso de su sistema educativo, esto es difícil de digerir, aunque sea un baño de realidad del sistema educativo nacional, pero especialmente de las provincias y CABA, ya que la educación primaria es responsabilidad exclusiva de ellas desde principios de los 90.

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Estamos lejos de ser ese país de vanguardia que de modo temprano avanzó educativamente en la región, y desde el inicio de estas pruebas hemos sido superados por otros países de la región.

Pero si muchos piensan que no se puede estar peor, tengamos en cuenta que estos datos son previos a la pandemia. El más de un millón de estudiantes que quedó fuera o casi sin relación con la educación obligatoria provoca un enorme desafío de recuperación y revinculación.

Lo cierto es que, a los argentinos y a nuestros gobiernos, no nos hace falta una prueba de Unesco para conocer la realidad del sistema educativo. La directora de la primaria lo sabe, la del secundario lo conoce, quienes estamos en la educación superior vemos cómo se fue consolidando el ingreso de estudiantes que cada vez traen menos competencias básicas adquiridas. Los gobiernos también lo sabían y lo saben.

Hemos pospuesto lo importante y atendido las urgencias educativas, a pesar de que hace más de una década las estadísticas oficiales muestran que solo culmina el secundario en tiempo y forma uno de cada dos chicos y hoy somos uno de los países con más alto número de “ni ni”, jóvenes que ni estudian ni trabajan: uno de cada cuatro según informes recientes.

Mientras tanto, la política educativa que navega entre la urgencia de revertir parlamentariamente un presupuesto remitido por el Poder Ejecutivo Nacional a la baja y un cierre de ciclo lectivo en pospandemia se encuentra con estos temas que se incorporan en una agenda en la que la calidad se encuentra ausente.

Las pruebas de resultados de aprendizaje –normales para en todo el mundo– se contraponen con lógicas de promoción automática, sin acreditación de saberes. ¿No tendrá algo que ver la resolución del Consejo Federal de 2012 que instaló la figura de “promoción acompañada” en relación con los resultados del aprendizaje del estudiantado?

La sumatoria de datos y resultados muestra algo preocupante: desde hace años que nuestro sistema educativo no es inclusivo, es inequitativo y no se encuentra asegurando una educación de calidad para todos.

Las evaluaciones como las ERCE o la Prueba Aprender –que se realiza en este momento– son una valiosa fuente de información y ofrecen un diagnóstico claro para la toma de decisiones. Sirven para acordar planes de mejoras, porque lo importante del triste resultado es justamente eso, avanzar en qué y cómo hacemos para transformar esa realidad positivamente.

Ojalá estos resultados y los que surjan del dispositivo Aprender promuevan un gran pacto educativo, un nuevo congreso pedagógico nacional que permita mejorar, incluir efectivamente y elevar la calidad educativa, poniendo la atención en lo importante, que es el aprendizaje real y significativo del estudiantado, ya que solo así pasamos de meras oportunidades formales a brindar posibilidades reales de futuro.

 

*Miembro del Consejo de Gobierno de Unesco-Iesalc.