COLUMNISTAS

Qué risa

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Según lo que Macri pudo recolectar de ánimos en su recorrida por el país, él es muy gracioso y la gente con la que habló, también. La verdad que en Argentina cuando salís a pasear te morís de risa, incluso con los pobres y los jubilados, que son más pobres todavía.

También hay ternura en la sociedad, porque él y los que se encuentra también se agarran de la mano. Casi siempre la mano se las toma arriba de una mesa y por la calle caminan abrazados. La escena se repite en cada provincia, siempre es lo mismo.

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Mientras tanto, Scioli no es gracioso. Ni siquiera tiene a nadie para contarle un chiste porque nunca está con nadie en su publicidad. Aparecen mensajes muy genéricos del país, imágenes del campo, una fábrica haciendo una fundición, dos chicas sosteniendo un perro chiquito sin demasiada explicación y una pareja haciendo la “V” peronista. Es un buen homenaje a las publicidades de la Unión Soviética, pero tal vez no es el mejor momento para probar estas cosas. Stalin tenía algunas ventajas, por ejemplo evitar las elecciones.

Durante doce años se ha pronosticado la inminente derrota y desaparición del kirchnerismo. Cada decisión de gobierno, cada declaración de Cristina Kirchner, cada centavo que subía el dólar, la inflación y los vencimientos de deuda, mostraban con arriesgada claridad que todo finalizaba. Un día Cristina sacaba el 54% de los votos y el mundo se sorprendía; otro día aparecía muerto Nisman y a partir de allí la aprobación de gestión despegaba hasta el infinito del cielo sin aparente comprensión.

Luego del nombramiento de Zannini, todos creen ver en el Frente para la Victoria un plan maestro imbatible y es posible que ahora todos comiencen a equivocarse en el sentido opuesto. La persona del oficialismo que toma a la gente de la mano y que se emociona y ríe con ella no es la candidata; y esto, de a poco, es probable que se sienta cada vez más. Cristina se corre de escena y el kirchnerismo se desvanece.

La supuesta jugada maestra de eliminar a Randazzo se está transformando en una cárcel infernal para el gobernador bonaerense. En algún momento estaba planeado que hasta las PASO la retórica agresiva y militante la ocupase el candidato caído en desgracia. Si eso hubiese ocurrido, le habría permitido a Scioli continuar con su rol de oposición interna al kirchnerismo, sin por eso ser todo lo contrario. Su perfil desde 2003 ha sido el de golpeado, pero resistente transgresor de la violencia verbal oficial y desde allí generaba su vínculo con la gente. Hoy tiene su propio camino del medio por el que es muy difícil transitar. ¿Cómo ser el Scioli de siempre si ahora lo tratan bien?

El PRO ha registrado que a Cristina se la reemplaza con algunas cosas parecidas a ella, la última más rutilante sobre el rol del Estado, pero también con estas otras de tomar a los ciudadanos de las manos y emocionarse con ellos. En las recorridas por la provincia, el rol tradicional de la mujer que tiene sensibilidad lo hace muy bien María Eugenia Vidal, que les acaricia el costado del brazo con aparente intención de llorar junto a ellos. Esa fórmula de hombre y mujer, inaugurada con éxito por Néstor y Cristina, ahora tiene sucesión en su versión de centroderecha. Estamos encarando una elección de sucesión de carisma, no sólo de presidente, y por ahora no es claro que Scioli la esté ganando.

A Macri lo reciben en la casa Nelly en Santa Fe, Guido en Reconquista, Edelmira en Morón, también Sandra en Corrientes, y no puede creer que “Macri anda caminando” por su barrio y un grupo de amigos que actúan de jubilados le dicen que nunca lo escucharon decir una agresión. Mientras estos videos circulan a toda velocidad, Scioli se va a Cuba a consolidar su distanciamiento de la vida cotidiana argentina porque supuestamente el kirchnerismo ya tiene ganada la elección gracias a esa jugada perfecta que ahora todos ven.

Uno de los afiches del FpV son unos dedos en “V”, sólo unos dedos, en un formato que parece de tipo Pop Art. Dedos sin cuerpo, sin rostro, sólo simbolismo militante que logra dialogar únicamente con los propios. Eso es lo que Scioli deja de reemplazo mientras viaja a lugares inhóspitos. Mientras, para no sentirse sola, la gente se ríe un rato con Mauricio. Qué risa, ¿no?

*Sociólogo. Director de Ipsos Mora y Araujo.