En los próximos días recibiremos en la Argentina a los jefes de Estado de las economías más importantes del mundo para la Cumbre de Líderes del G20 que preside Mauricio Macri. Sabemos bien que esto genera muchas expectativas; después de todo, es sin duda el acontecimiento internacional más importante en la historia de nuestro país.
La Cumbre del G20 es la instancia cúlmine de un año en que lideramos el foro. En el proceso de repensar la estrategia de inserción al mundo de nuestro país ha sido clave tener este lugar central en el foro más importante de coordinación macroeconómica global.
Si bien no ha sido una tarea fácil, ha sido un gran desafío para el país, y estamos orgullosos de los resultados que hemos obtenido hasta el momento. Hemos contenido al G20 unido y avanzando en una agenda relevante que mira hacia el futuro, con una visión centrada en las personas, la cual culminará en resultados tangibles con impactos en la economía real.
Con el apoyo de todos los miembros, este año pusimos el foco en tres temáticas muy relevantes: futuro del trabajo, infraestructura para el desarrollo, y un futuro alimentario sostenible. Desde el Ministerio de Hacienda llevamos adelante las dos primeras.
Los rápidos avances tecnológicos de esta era digital afectan a la economía global de diversas maneras. Como en otras revoluciones tecnológicas, en el mercado de trabajo esperamos que las nuevas tecnologías impulsen mayor crecimiento, productividad, mejoras en salarios reales, niveles de vida. Sin embargo, la transición conlleva desafíos, por lo que desarrollamos un menú con más de 80 opciones de políticas con el objetivo de: aumentar la productividad, proteger a los trabajadores en la transición, tener sistemas impositivos sostenibles y disponer de los mejores datos.
Por otro lado, es claro que la inversión en infraestructura genera un sinnúmero de beneficios: impulsa la productividad y genera un crecimiento sostenible. Sin embargo, la inversión en infraestructura es mucho menor de la que resulta necesaria para sostener un crecimiento vigoroso y hacerlo verdaderamente inclusivo, debido a las restricciones de presupuestos de gobiernos y organismos internacionales. Paradójicamente, los ahorros privados en busca de inversiones y rendimientos a largo plazo son sin precedentes.
En este contexto, en el G20 avanzamos para canalizar el ahorro privado hacia la inversión en infraestructura, y la forma más prometedora de hacerlo es desarrollar la infraestructura como una clase de activo. Durante nuestra presidencia elaboramos una hoja de ruta multianual que define los pasos necesarios para alcanzarlo. Hemos conseguido resultados concretos en esta dirección: acordamos principios que estamos aplicando en los países para mejorar la preparación de proyectos de infraestructura, y hemos progresado en las áreas de ingeniería financiera, mitigación de riesgos, disponibilidad de datos, y estandarización contractual y financiera.
Además de las dos prioridades, Argentina continuó avanzando en la agenda del G20 en áreas clave como la tributación internacional, la arquitectura financiera internacional, la inclusión financiera y la regulación financiera.
La semana que viene será la culminación del trabajo del equipo de Argentina con todos los miembros durante el año. El aporte de Argentina como presidencia del G20 ha sido fundamental para continuar construyendo consensos en un contexto en que los desafíos globales solo pueden resolverse de esta manera para seguir construyendo un desarrollo equitativo y sostenible. Seguiremos trabajando con futuras presidencias para que el G20 siga dando soluciones a los principales desafíos globales, lo cual redunda en mejoras del bienestar de nuestros ciudadanos.
* Deputy de Finanzas del G20, Ministerio de Hacienda
