COLUMNISTAS
UN PAIS EN SERIO

Relájate y goza

Hay un Francisco para cada necesidad argentina y un sindicalista para cada necesidad del Gobierno, cuando CFK se hace invisible.

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Ahora que el Papa parece de La Cámpora, el kirchnerismo lo quiere, los movimientos sociales lo reciben como al Che Guevara y el Gobierno lo critica. | cedoc

Estoy sentado en mi oficina, tratando de escribir mi columna política, cuando entra Carla, mi asesora de imagen, dando un portazo y a las corridas.

—¡No me digas que te separaste de Victoria! –me grita–. ¡Esa es la noticia política del verano!

—¿Qué estás diciendo? –me sorprendo–. No, con Viki está todo más que bien, no me separé, ¿quién te dijo semejante cosa?

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—Lo leí en Twitter, creo. No importa, entonces la noticia es esa.

—¿Cuál? –pregunto sin entender demasiado.

—¡La noticia es que no te separaste! Eso hoy, tal como están las cosas, es un notición.

—Sigo sin entender –digo.

—Mirá, se separó Máximo Kirchner, se separaron Facundo Moyano y Nicole Neumann…

—¿Me estás comparando con Nicole Neumann? –pregunto.

—De ninguna manera –responde Carla–. ¡Pobre Nicole!

—¿Desde cuándo una no noticia es una noticia?

—No sé, pero últimamente las no noticias garpan mucho –explica Carla.

—¿Como cuál?

—La no visita del Papa a la Argentina es una de las no noticias más importantes del año.

—Del año –me sorprendo.

—Bueno, del verano –concede Carla.

—¿Vos decís?

—Bueno, de enero. Eso no me lo podés negar.

—Puede ser –admito.

—Pensá que, de todos los monarcas argentinos que reinan en Europa, el que menos quiere a Macri es Francisco.

—No entiendo.

—Claro, fijate que los otros dos no lo maltratan, pero Francisco sí.

—¿Los otros dos? –pregunto, intrigado–. ¿Y quiénes serían “los otros dos”?

—La reina Máxima tiene buena onda con Macri.

—Es cierto, hasta pasa sus vacaciones en Villa La Angostura, igual que el Presidente –agrego.

—Aunque no se toma vacaciones tan largas, hay que reconocerlo. Y el otro monarca argentino en Europa es indiferente hacia el Presidente.

—¿Quién sería?

—¡Messi, obvio! –exclama Carla–. Pero vos fijate que, de los tres, el único que no quiere a Macri es el peronista.

—Hay algo que no entiendo: cuando eligieron papa a Francisco, el kirchnerismo lo destrozó y Macri, Carrió y Michetti celebraron. Ahora resulta que el Papa parece ser de La Cámpora, el kirchnerismo lo quiere, los movimientos sociales lo reciben como al Che Guevara y el Gobierno lo critica. Y tenés también la opción “son lo mismo”, de quienes creen que todos son lo mismo.

—Lo que te decía antes: ¡el Papa es peronista!

—¿Y eso qué tiene que ver?

—¿Cómo qué tiene que ver? –se asombra Carla–. ¡Tiene todo que ver! Hay un papa para cada necesidad. ¡Igual que el peronismo! Fijate vos, ¿qué hizo el Papa en Chile?

—¿Fue a consolarlos porque quedaron afuera del Mundial? –dudo.

—Es una posibilidad, no lo niego –reconoce Carla–. En ese sentido, hay que tener en cuenta que el Papa vive en Italia y fue de visita a Chile. Se ve que le gustan los países que no juegan el Mundial.

—Ojo que después fue a Perú –agrego.

—Sí, pobre Gareca. Pensándolo bien, mejor que no haya venido a la Argentina. Pero estábamos con lo que hizo en Chile.

—Pidió perdón por los abusos sexuales de los curas, eso fue muy importante.

—Sí, pero al mismo tiempo sentó a su lado a curas abusadores y pinochetistas –continúa Carla–. Como para dejar contentos a todos.

—También habló en mapuche –agrego.

—Sí, pero les dijo que abandonen la violencia –responde Carla–. Otra vez, una de cal y otra de arena.

—¡Y bueno, es el Papa, no Jorge Triaca! –protesto–. Se supone que tiene que hablarle a todo el mundo y tener buenos modales.

—¿Vos decís que el Papa no tiene empleados en negro?

—No creo –dudo–. Tal vez algún guardia suizo…

—Sí, tal vez alguno que le quedó de la época en que estaba en Guardia de Hierro. Un guardián suizo de hierro, ponele. Pero no, no creo.

—Tengo que escribir sobre lo de Triaca –me pongo serio–. Es terrible que un ministro de Trabajo tenga empleados en negro.

—Menos mal que no tenemos un ministro de Economía que tenga cuentas en el exterior…

—Yo no sé qué es peor en el caso de Triaca: que haya puteado a la empleada, que la tuviera en negro o que haya metido familiares en el gremio del Caballo Suárez, que él mismo intervino.

—Te diría que, entre esas opciones, que haya puteado a la empleada es una noticia irrelevante…

—Sí, de esas que se lleva el viento –agrego.

—¡Noooo! –exclama Carla.

—¿No qué? –me sorprendo–. ¿Qué dije?

—¡No nombres al viento! No es un buen momento…

—Sigo sin entender.

—¿No sabés que el Grupo Macri ganó 48 millones de dólares con la compra y la venta de parques eólicos?

—Bueno, fue un dicho, nada más –aclaro.

—Un dicho que le hace muy mal al Gobierno –aclara Carla–. Hoy, tal como están las cosas, hablar del viento es hacerles el juego al kirchnerismo y al papa Francisco.

—¿Vos decís que el kirchnerismo sigue existiendo?

—La cosa está difícil –admite Carla–. Más desde que Cristina decidió hacer menos declaraciones que el Indio Solari. Y ese es un problema para el kirchnerismo. Con medio gabinete kirchnerista en Ezeiza y Cristina en la clandestinidad, al Gobierno se le empieza a complicar.

—¿O sea que el Gobierno la va a pasar mal?

—Depende. Siempre le quedan otras opciones.

—¿Cuáles? –pregunto.

—Y... Si desaparece la opción del kirchnerismo como oposición, siempre puede aparecer el sindicalismo para dar una mano.

—¿Cómo “para dar una mano”? –pregunto–. Si Moyano y Barrionuevo ya anunciaron que van a oponerse a la reforma laboral del Gobierno.

—Justamente –responde Carla–. Que Moyano y Barrionuevo se junten para oponerse es una excelente noticia para el Gobierno. A falta de kirchneristas, buenos son los sindicalistas, debe estar pensando Marcos Peña.

—¿Y mientras tanto? –pregunto.

—Mientras tanto siguen descubriéndole millones de dólares a Balcedo, siguen descubriéndose nexos entre Nicolás Caputo y las empresas eólicas con las que está vinculado el Grupo Macri, Triaca nombra a sus familiares en el gremio que intervino, que a su vez era liderado por un mafioso corrupto... Lo de siempre.

—Es un poco desalentador lo que estás diciendo –digo–. ¿Vos creés que si pongo todo eso en mi columna a la gente le va a gustar?

—Por supuesto, esto es Argentina, el mejor país del mundo.

—No sé si creerte –insisto.

—Miralo de este modo: podés decir muchas cosas de este país. Menos que es aburrido.

—En eso tenés razón –reconozco–. Pero se hace un poco difícil seguirle el ritmo. ¡Y eso que estamos en verano!

—Ya lo dijo Cacho Castaña –concluye Carla–. Si vivís en Argentina, relájate y goza.