La prensa comprime y siembra pistas falsas. Página/12 no es la excepción. El 22 de diciembre anuncia la séptima de Carta Abierta y transcribe el texto eliminando mil de las cinco mil palabras originales y remiten al sitio web (www.cartaabierta.org.ar) sustituyendo el “org” por el “com” como para desalentar a eventuales curiosos. Nadie lo advirtió: ningún lector de Página/12 tiende a ir a las fuentes ni se pregunta por los dueños de su diario, sobre la magnitud de las ganancias que produce y la fuente de las mismas. Leo Página/12 siguiendo a Verbitsky porque es brillante hasta en sus errores y en sus intervenciones de mala fe y porque monitorea el pulso y los humores del eje gobernante. En un reportaje de Martín Rodríguez publicado por Noticias urbanas el miércoles 23, la estrella de Página/12 anuncia un 2012 difícil: descarta cualquier posibilidad presidencial para el alicaído Macri y concede chances al ex kirchnerista Cobos, que, si ganase –amenaza– “no podrá gobernar, como tampoco podrían Duhalde ni Reutemann” porque –agrega– “sus propuestas sólo cierran con represión”, advirtiendo que, a la derecha, de ahora en adelante le faltará la pata militar y que “sin ella no habrá posibilidad de ajustes, énfasis en seguridad, orden, disciplina.” El escenario deseable para 2012 sería un gobierno basado “a partir de algo recibido de la gestión anterior.” Su tema es la herencia K. Lo mismo plantea el séptimo sermón Carta Abierta. Datado en la Pirámide de Mayo no menciona ni una vez el apellido K, ni a la Presidenta. Tampoco usa las palabras CGT, CTA, Perón ni justicialismo. “Peronismo” aparece una vez calificado con la metáfora misteriosa “archipiélago incesante”. Sin mencionar a D’Elía ni a Moyano, programa un imaginario diálogo en simultáneas con el citado archipiélago más “la centroizquierda”, los sindicatos, las izquierdas y –creáse o no– con los “liberales capaces de juzgar sin odios”. Como para enojar a los narkos de su bando repudia crímenes “al servicio de una economía ilegal que involucra tramos oscuros del Estado”. Deslindándose de los piquetes postula que “la movilización social no puede considerarse sin situarla, en cada momento, bajo las preguntas de su condición y legitimidad” y advierten que “ninguna de esas prácticas está eximida del riesgo de caer en una forma de cooperación involuntaria con la destrucción de la vida colectiva”. Como para enervar a la Presidenta reconocen que hay “críticas al Gobierno, a las que en ciertos casos no restamos validez” y, para perturbar el sueño hegemónico de Moyano toman partido por las “orientaciones democráticas que se mueven en el ámbito de las representaciones laborales” ejemplificándolas con los trabajadores del subterráneo. Vale la pena leer el original. La pena, dije, porque no es indoloro desenmarañar la prosa de estos semioficialistas neodisidentes del hiperarchipiélago parakirchnerista.