El mapa universal más antiguo que se conoce, se esculpió en una piedra el siglo VIII antes de Cristo. Los textos cuneiformes que lo acompañaban dicen que el dibujo representa todo lo existente, visto desde los ojos de un pájaro. Como casi todos los viejos mapas, dibuja una tierra plana y redonda cuyo centro es Babilonia.
Todas las culturas supusieron que eran el centro de la Tierra y que sus habitantes eran únicos, superiores a los demás seres vivos. Muchos grupos de homo sapiens han creído que para alguien de su horda no hay nada mejor que otro miembro de la misma. Coreanos, chinos, japoneses y cartógrafos de otras culturas perfilaron mapas universales en los que solo existía su país y algo más. En los atlas islámicos el centro estaba en la Meca y muchos cristianos creyeron que la Tierra rodeaba una cruz de agua, cuyo segmento horizontal iba de Gibraltar hacia el este por el Mar Negro, y el vertical bajaba por el Dniéper y seguía por el Nilo.
En muchas cosmogonías el Sol fue un Dios que se identificaba con el poder. Los Emperadores de China y Japón, el Rey de los Incas, Huitzilopochtli, el sangriento Dios mesoamericano, fueron encarnaciones del sol. Los griegos veneraron a Apolo, que luego fue Sol Invictus, principal deidad romana cuya fiesta era el 25 de diciembre.
Cuando Colón descubrió que la Tierra era una esfera, puso las bases para lo que sería la Revolución Copernicana. En 1609, Galileo inventó el telescopio, observó el firmamento, hizo cálculos. Encontró que Júpiter tenía cuatro satélites, lo que contradecía la teoría de que todo giraba en torno a la Tierra. Estudió las fases de Venus. Al hallar semejanzas con las de la luna, apoyó la tesis de Copérnico de que era nuestro planeta el que giraba en torno al sol.
Su libro "Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo” fue condenado por la Inquisición como“un texto más execrable y pernicioso que los escritos de Lutero y Calvino”. Se lo obligó a abjurar de sus descubrimientos de rodillas, y fue condenado a prisión perpetua.
Era muy grave para los poderosos que alguien comprobara que no eran la encarnación del sol ni el centro del universo. Sus concepciones míticas se enfrentaban con la observación sistemática, el cálculo, la constatación empírica de cómo funciona la realidad, que contrariaba a las creencias. Inicialmente la ciencia tuvo dificultades para desarrollarse, pero cuando avanzó su crecimiento se aceleró exponencialmente. Hoy, en un año se producen más descubrimientos que en varios siglos del pasado y viven entre nosotros más sabios que todos los que existieron a lo largo de la historia. Ningún científico actual cree que el universo surgió con la humanidad y el planeta. Está comprobado que nuestra especie surgió hace 200.000 años y la Tierra hace aproximadamente 4.470 millones de años. Los sueños antropocéntricos perdieron sentido. El telescopio Hubble ha tomado fotos de una galaxia sorprendentemente brillante, llamada GN-z11, que existió hace 13.400 millones de años, solo 400 millones de años después del Big Bang, 8.750 millones de años antes de que se forme el sol. Bastante antes de que asomemos los homo sapiens.
Los mitos de los Reyes que creían ser la encarnación del astro más poderoso del universo se derrumbaron. En Occidente se debilitó la idea de que los dioses podían ayudar a unos grupos humanos para que persigan o exterminen a otros. No es así en todo el mundo.
En la cultura islámica las relaciones entre la ciencia y la religión son semejantes a las que existieron en la cristiandad cuando condenaron a Galileo. Irán está gobernado directamente por Dios, representado por un Imán con sabiduría mágica, los sunitas exterminan cristianos en Africa y el Medio Oriente encabezados por dos líderes que tomaron el nombre de Abu Bakar. En Arabia Saudita se ejecuta brutalmente a decenas de personas todos lo años, como ocurrió el año pasado con Ali al-Nimr, adolescente que fue decapitado, y su cuerpo fue crucificado y exhibido públicamente durante tres días. Para ellos la verdad está en textos sagrados que son interpretados por clérigos que son infalibles, a los que no cabe refutar con la investigación, la ciencia, la razón.
En Occidente la gente está más informada y se van superando los mitos. Hace poco se retiraron de la catedral de Maguncia pedazos del huevo en el que nació el Espíritu Santo y una de sus plumas, y de una iglesia de Navarra los restos del barro que Dios usó para crear a Adán.
Persisten supersticiones sobre la sociedad y la economía mantenidas por líderes populistas mágicos, con pajaritos de plástico dentro y fuera de su cabeza, pero eso será objeto de otro artículo.
*Profesor de la GWU, miembro del Club Político Argentino.