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Revuelos Espirituales

Salvo que se crea que el acercamiento de Milei al judaísmo es falso y que sus motivos son interesados y espurios, no entiendo qué tiene de extraordinario.

Javier Milei
Javier Milei | Agencia Afp

Lo que me llama la atención es que llame tanto la atención.

No lo conozco a Milei. No me resulta particularmente simpático ni agradable. No acuerdo con sus programas y propuestas. En notas y entrevistas he sido sumamente crítica de sus posiciones y declaraciones, tanto como de las expresiones de sus más cercanos colaboradores.

Pero, más allá del terreno específicamente político, lo que parece ocupar buena parte de las noticias es su adhesión al judaísmo y sus actos en ese sentido.

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Me pregunto si alguna vez los ciudadanos hemos dedicado tanto tiempo y tanta mirada a auscultar la concurrencia a un Tedeum o a una misa por parte de cualquier otro presidente constitucional. Si nos hemos preguntado por el sentido o las intenciones de sus gestos “religiosos”. Si las consultas de muchos mandatarios a gurúes de diversos signos ocuparon tantos centímetros de la prensa. A lo sumo, algún comentario irónico, una broma o una frase al pasar…

Qué Milei gobernará

Que un político adhiera o muestre afinidad con un determinado sistema de creencias (evito adrede la palabra religión, que es sumamente cuestionable y habría que usar con muchísimos recaudos) no debería ser un tema prioritario. En especial, si ese sistema de creencias -o ese modo de vida y de conducta- forma parte de nuestra cultura, es relativamente común en nuestro medio y cuenta con millones de individuos que se reconocen como pertenecientes a él, bajo cualquier modalidad. Como práctica ritual, código ético, sentimiento comunitario, identificación de procedencia y tradición, etc.

Salvo que se crea que el acercamiento de Milei al judaísmo es falso y que sus motivos son interesados y espurios, no entiendo qué tiene de extraordinario. Sabemos de miles de personas (ciudadanos comunes o famosos) que buscan en el budismo, el zen, el hinduismo u otras corrientes algún tipo de contención o guía, digamos, “espiritual”... (otra palabrita complicada, que uso acá por comodidad expresiva). La mayoría de esas corrientes son bastante más ajenas a nuestro mundo occidental que el judaísmo, a pesar de lo cual tales búsquedas parecen más digeribles… ¿Será que están más de moda, son más potables, dan más lucimiento? ?Por qué lo judío, paradójicamente, se nos aparece como más exótico o ajeno que esas otras tendencias?

El Milei del mañana

Me pregunto si tal extrañeza, cuando no rechazo o repudio liso y llano, tiene alguna relación con los actuales acontecimientos en Medio Oriente, donde Israel es atacado en forma salvaje por un grupo terrorista, con la espantosa saga de actos antisemitas brotando de las cloacas de nuestro tan civilizado mundo occidental. Desde ese punto de vista, resulta bastante claro que la actitud de Milei poco tiene de interesada: ninguna ventaja política parecería redituarle semejante acercamiento. Más bien, al contrario. Tiendo a pensar (después de haberlo visto en sus encuentros con el rabino Pinto y de escuchar sus declaraciones al respecto) que su elección es honesta, y que de verdad lo judío representa para él algo auténticamente valioso.

Pero parecería que las almas bellas, los progres, los opinadores siempre dispuestos a acusar y condenar (generalmente, desde la más abstrusa ignorancia) encuentran en esa afinidad un motivo más para afianzar su virulento antisemitismo, aun si disfrazado de políticamente correcto. Habría ahora un motivo adicional para odiar lo judío: el candidato de la derecha se vuelca hacia ese lado! El mal encarnado por Milei se junta, como no podía ser de otro modo, con el mal del imperialismo sionista!!! Servido en bandeja, un manjar que muchos “intelectuales” necios y prejuiciosos ya están saboreando sin pudor.