En los últimos días, más precisamente desde que la Presidenta le puso al vice y lo bendijo como su candidato, asistimos a una curiosa recalificación de Scioli. Salvo contadas excepciones, de repente el kirchnerismo que tanto lo había denostado empezó a verlo rubio, alto, de ojos claros y, sobre todo, revolucionario.
Esto tuvo, claro, su correlato en el mundo mediático, un espacio caro (en todo sentido) a los afectos K y también del sciolismo, tanto o más pródigo aún a la hora de comunicar y de hacer política desde los medios. Apenas como anécdota, un récord Guinness: no hay día que el diario La Prensa (propiedad de Aldrey Iglesias, poderoso empresario amigo del gobernador) no mencione en tapa al candidato presidencial del FpV. Para no hablar de los Szpolski, Olmos, etc. etc., que rezan para que la ola (ex) naranja los siga bañando con el mismo caudal que vienen recibiendo.
Me fui de tema, perdón.
El súbito cariño K que empezó a recibir Scioli lleva a ciertos analistas memoriosos a recordar la voltereta de Chacho Alvarez y el Frepaso con Fernando de la Rúa, cuando armaron la fórmula que los llevó a la Casa Rosada en 1999. Después volvieron a lapidarlo, obviamente.
Entre los opositores al kirchnerismo son varios los que creen que Scioli puede ser otro De la Rúa. Y no precisamente por el recuerdo mencionado. Agigantan su costado público tolerante y dialoguista como reflejo de que será un títere de Cristina, de Zannini, de La Cámpora y de todos los más malos de la década.
En La Plata, envalentonados por el respaldo oficialista y por la marcha de las encuestas (hasta que vean la que publica hoy PERFIL), rechazan esa mirada despectiva hacia Scioli. Admiten que aceptó a Zannini. Pero marcan que elogió a Menem. Que adoptó como himno de campaña un tema de su amigo antichavista Montaner. Que mandó a su ministro de Asuntos Agrarios a decirle al campo que bajará retenciones. Y que le pidió a su asesor económico, Miguel Bein, que dé un mensaje distinto al de Kicillof.
Allí queda flotando la idea de que Scioli, si gana, le haga al kirchnerismo lo mismo que éste le hizo a Duhalde. Habrá que ver si quiere. O si puede.