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Semana 18

Se abren 70 días de campaña que pintan para el carajo

El periodista y escritor aborda la fiebre porcina y carga contra un ex presidente y una oposición que no se planta como se debe.

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Si el mundo llegó hasta aquí es porque la especie es tenaz. Pero no piola. Y para nada seria. Teme al Apocalipsis y cada día acorta el viaje. Caín no cambia. Abel tampoco. Se invierte en armas atómicas más que en salud y educación. Y ante el primer susto de pandemia se busca la causa fuera de las usinas del poder.

Es humor negro hacer del chancho el animal global expiatorio.(Mubarak ordenó que no quedase cerdo vivo en Egipto) Faltó información. Y sopesar otras versiones, y muy raras, que las hay. Que Runsfeld (rey de los baños tóxicos), que Bin Laden lo prometió algún día. Que manganetas de empresas de remedios en colapso. No se sabe.

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Ayer mismo crecían dudas y bochos de la ciencia confesaban estar detrás de los genes de un “chancho cero” (sic) No cierra que el planeta azul pudiera ser diezmado por un bacilo escondido en un chico mexicano. Justo ahora que caen como moscas banqueros ladrones de bancos y “ceos” que derivaban dólares de ayuda a sus jubilaciones de platino.

Allá cerraban con fanfarrias los primeros 100 días de Obama y aquí se abrían con bombos 70 días de campaña que pintan para el carajo. Pasa que como el Coronel Kurtz, el pinguino “ya no es lo que era” y le afloró (rabioso) el jabalí de su naturaleza última. Derivó 50 palos (de todos nosotros) a Su Gira de 131 actos, uno por cada distrito.

No salió a sembrar ideas sino homilías napoleónicas. Fuera de época. Mete miedo a la paisanada anunciando la vuelta del Lobo y ni mención al infierno del que prometió sacarnos. La parafernalia electoral K busca meternos en el corazón de Sus Tinieblas. Y no debe sorprender. Este bacilo flotó siempre y no hubo prevención. Que el patagónico coronel Kurtz era medio zarpado se vió ya al asumir cuando le dio la loca de revolear el bastón de mando en el Congreso.

Y un rato después, cuando atacado de fiebre besuqueira entró a echarse sobre la gente como si fuera Robbie Williams hasta embestir con la cabeza una máquina de fotos. Fue su primer acto de gobierno: recibir una curita en la frente por exceso emocional. Estaba claro. “Eso” que ingresaba a la Rosada no se contenía a sí mismo. Venía fallado. Pero nuestra pánfila legislación no contempla que una junta médica evalúe a quienes ocupan el sillón de Bernardino. (Y nos evalúe en el momento de votar, que bien vendría) Así tenemos hoy lo que tenemos.

Un ex presidente que se carga la Constitución y una oposición que no se planta como debe y deja hacer a Kurtz lo que Kurtz quiera. Sobre esta pista de circo que es el país cívico otros fenómenos sorprenden por sus idas y venidas y dimes y diretes. Una no controlada pulsión gorila que lleva al dúo Grondona-Biolcatti a convertirse en idiotas útiles de Kirchner. Y una nueva mutación de Nacha Guevara a ofrecer su tan cacareada ética a Néstor Scioli, tal como en la campaña electoral de 1999 lo hizo para Duhalde. ¿Y con Menem?. A cuidarse como pide la OMS. Y a cuidarnos. A lavarse bien las manos (por el virus). Y “a no lavarse las manos” (por nosotros).

(*) Especial para Perfil.com