COLUMNISTAS

¿Se animarán?

Tras la bochornosa Cadena Nacional de ayer, los futuros candidatos deben comprometerse a utilizarla con fines serios y legales.

La Cadena de ayer incluyó shows de stand up y hip hop. | Foto: Télam
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Es evidente que, como ya ha quedado ampliamente demostrado, no existe en la voluntad presidencial la más mínima noción -ya no digamos de autocrítica- sino la más mínima distancia que les permita contemplar la realidad con criterios alejados del dogmatismo, de la emoción intensa y de la miopía ideológica que caracteriza su punto de vista.

No hace falta ningún estudio académico, ni una especial versación en técnicas de la comunicación o en perspectivas estéticas, para admitir que el propio Gobierno se va hundiendo incesantemente en el delirio comunicacional de pretender que, a fuerza de cadenazos radiotelevisivos, la realidad va a cambiar.

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Es tan brutal, tan desaforada e insultante la ceguera presidencial que la propia primera mandataria reitera su viejo latiguillo según el cual los actos del Gobierno “mañana no van a ser recogidos por ningún diario”. ¿Se olvida ella que hay, en este momento, varias publicaciones que solamente pueden existir por la voluntad presidencial? Son medios absoluta y completamente financiados por la Casa Rosada. ¿No aparecerá mañana miércoles nada de lo que sucedió este martes en Tecnópolis, esta astracanada impresentable, en los diarios Página/12, Tiempo Argentino, BAE y El Argentino? ¿No dirán nada de esto Radio del Plata, Radio América, CN23, la radio de las Madres de Plaza de Mayo, todos eslabones de la cadena oligopólica estatal? Claro que sí.

Pero al presumir que “nadie va a publicar nada”, la Presidente se está haciendo cargo del fracaso estrepitoso de los medios manejados por el Gobierno. Es mentira que nadie publicará nada, porque los propios medios independientes del Gobierno (Clarín, La Nación, Perfil, El Cronista Comercial, entre otros), sí publican, y mucho, lo que se hace y se dice desde el Gobierno. Pero en la pretensión de que solamente la voz de ella es la que cuenta, en esa autoreferencialidad delirante, que la hace reiterar una y otra vez la palabra “yo”, arrancando y terminando cada una de sus evocaciones y recuerdos de su experiencia individual, está afirmando el ensimismamiento narcisístico de un Gobierno que, enamorado de sí mismo y de su supuesta belleza al reflejarse en las aguas tranquilas de un lago, va a terminar cayendo al lago y ahogándose.

Algo va a tener que cambiar radicalmente en la Argentina dentro de muy pocos meses para que episodios como estos sean apenas un pésimo recuerdo.

El peronismo nos trajo a Raúl Alejandro Apold en la década del 50.

El peronismo nos trajo a José López Rega en la década del 70.

En estos tiempos nuevos, con los que se llena la boca la presidente, supuestamente no hay un Apold o un López Rega equiparables o equivalentes. Sin embargo, como acaba de acreditarlo la Sociedad Interamericana de Prensa, el manejo de los recursos del Estado al servicio de la propaganda gubernamental es verdaderamente calamitoso, indiscriminado y de una discrecionalidad sin antecedentes. Esto es lo que hay que tener en cuenta y en torno de esto deberían pronunciarse ya mismo, sin un solo segundo de demora, hombres que aspiran a ocupar la Casa Rosada con el cargo de Presidente de La Nación.

Reitero mi propuesta en esta misma radio. De cara a las elecciones presidenciales de octubre de 2015, personas que han estado o están ampliamente vinculadas al kirchnerismo, como los precandidatos Daniel Scioli y Sergio Massa: ¿estarían dispuestos a firmar un compromiso cívico mediante el cual, en caso de llegar a la primera magistratura de la República, este tipo de bochornos, de encadenamiento mediático serán suprimidos para siempre? Es un desafío para ellos. Pero que tengan muy en claro estos hombres y sus asesores, que “el que calla otorga”. Porque lo que hemos visto es una falta de respeto y una afrenta para el país.

(*) Emitido en Radio Mitre, el martes 8 de abril de 2014.