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¿Se bajarán de la soberbia?

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Aunque algunos así lo sientan el Kirchnerismo-Cristinismo no queda sepultado con estos resultados parlamentarios. Los oficialistas todavía tienen capacidad y dispositivos para hacer daño, de pura maldad nomás. Porque tienen el poder y porque siguen en sus puestos sin avizorar cambios cercanos por lo menos hasta que reasuma la Presidenta los mismos responsables ministeriales que vienen haciendo desastres, gestiones pésimas tomando comparaciones históricas.

Eso sí: el oficialismo sale herido, abofeteado, castigado por la sociedad. No me extrañará mañana o pasado mañana escuchar declaraciones que no le den importancia a los resultados. Se encargarán de ello los Kunkel, los Zannini, los Abal Medina, los impunes muchachos de la Cámpora, los legisladores verticalistas que asumen su condición de sometimiento como si estuvieran hablando de una organización stalinista.

El argumento que utilizarán es que en los años que le quedan todavía pueden pasar a la historia como héroes y salvadores. Y van a procurar perdurar, de algún modo. Engañados, como en los últimos años, creyéndose representantes de un “progresismo” a ultranza que goza redimiendo la lucha armada de los años setenta, aliados a los intendentes más cavernícolas del Gran Buenos Aires, a los señores feudales del interior provinciano profundo, firmando cualquier promesa que vulnera la dignidad nacional con tal de conseguir alguna inversión extranjera.

No queda claro quú pasará con la oposición tras una elección trabajosa como la que termina. ¿Continuará el ánimo de un entendimiento en base a ejes fundamentales de trabajo pensando en futuro?. ¿Facilitarán en sus agendas el ingreso de nuevos temas palpitantes que importan a los ciudadanos?. En definitiva: ¿se pondrán de acuerdo para llegar al 2015 y al recambio presidencial con un criterio real y esperanzador de lo que necesita el país y la sociedad ?.

En los últimos días han circulado versiones de todo tipo y color, para nada optimistas. Sobre la salud de la presidenta y eventuales impedimentos para gobernar, por ejemplo. Sobre la realidad económica vinculadas al tipo de cambio, a eventuales devaluaciones o divisiones en distintos tipos de cambio. Los hechos indicarían que ninguno de los que rodea a la Presidenta quieren perder más respaldo popular del que ya han perdido. Pero, conociéndolos en sus impulsos espasmódicos desde que llegaron de Santa Cruz ¿eligirán la prudencia en vez de la agresión y la propuesta violenta?. ¿Sería lo más recomendable, habida cuenta de los registros de los hechos de violencia, que corren de manera paralela a la inseguridad y que avivan el fuego del desconcierto.¿Pedirá ayuda el oficialismo?. ¿Abrirá las puertas de sus despachos, que estaban sellados por afuera y por adentro?. ¿Llamarán al diálogo, a una concordia imprescindible en estos tiempos?.¿Se bajarán del elefante de la soberbia, ese que atropella sin mirar? Yo creo que sólo algunos lo harán, que no será una estrategia generalizada. Las últimas semanas, desde el agravamiento de los malestares de la Presidenta, hubo quienes se cortaron solos. En un gobierno que no conoce las reuniones de gabinete, que no impone la coordinación entre las áreas, éstas independencias de criterio puede agravar la política en vez de mejorarla.

Si la hipótesis es que no habrá movimientos bruscos de ahora en más en la gobernabilidad, el gran problema en puerta que tendrá este gobierno que no quiere admitir la herida en su narcisismo será si tiene criterio para frenar la inflación, conseguir los dólares que se han ido y que no vuelven, si acaso se animan a distender todos los focos de cuestionamiento y conflicto que el gobierno, en su totalidad, guarda en su territorio.