COLUMNISTAS
Cuadro de situacion

Se viene un año electoral

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Falta mucho todavía para tener una perspectiva de lo que pueda pasar. Pero tenemos ya el panorama de algunas posiciones.
El Gobierno quiere la reelección de Macri. La oposición –o, mejor dicho, las oposiciones– se ha fortalecido, a pesar de la ambigüedad en que se mueven. La situación del país actual y futuro, o sea el ámbito en el cual esa disputa electoral habrá de darse, es desastrosa, en cuanto a pobreza, indigencia, actividad económica.
Superar esto no es una mera cuestión de las candidaturas a presidente. Estamos empantanados en la política diseñada desde el neoliberalismo, y lo que está pasando no es una casualidad, ni una “tormenta” que nos vino encima. La teoría de la sociología y la economía latinoamericanas lo ha analizado con detalle y sabemos que todo esto estaba incluido ya en el enfoque adoptado por el macrismo. La bibliografía al respecto es amplia (me permito recomendar el reciente libro Manual del Estado, de Alfredo Eric Calcagno y colaboradores). Desindustrialización, pobreza y marginalidad, con planes sociales como paliativo, son consecuencias “de manual” previsibles debidas al programa neoliberal. Todos sabían adónde íbamos.
Hace falta un programa de gobierno muy ajustado y ambicioso, y eso tampoco se diseña soplando botellas. Un buen ejemplo de programa de emergencia en nuestra historia es el Plan Trienal del general Perón en su último gobierno, que no pudo aplicarse por las razones históricas que conocemos, y que es tema de estudio en universidades extranjeras. Convendría revisarlo.
La urgencia con que se considere la necesidad del cambio de orientación determina para los peronismos el enfoque de la elección: la pregunta de si es tolerable un segundo período de Macri, o si eso significa la desintegración nacional, determinará las alianzas. El electorado peronista, volcado en esta etapa a Cristina Kirchner, se hace necesario para buscar un triunfo: tal el planteo, todavía no totalmente diseñado, del ex gobernador Felipe Solá. Incluso se piensa que Cristina sola podría triunfar, si se da una polarización con Macri.
Un esquema un poco burdo, pero útil para la reflexión, indica que habría un tercio del electorado favorable a votar a Macri; otro tercio partidario de Cristina Kirchner, y otro tercio con críticas a ambos surgidas en el pasado y el presente, que estaría indeciso o tal vez esperando que se presente una tercera opción sólida.
Este es el espacio que pretende ocupar el caracterizado como peronismo no kirchnerista, en el cual aparece un relevante núcleo de gobernadores de provincia y figuras como Sergio Massa y Miguel Angel Pichetto.
El Gobierno posee una ventaja, que es tener un candidato ya decidido y al que apoyará todo el aparato de su partido, de su coalición y del mismo gobierno. Su contradicción es el mal desempeño del Gobierno y el lugar al que ha llevado a la república. Pero no han aparecido voces fuertes que sugieran una alternativa interna, desde que el partido radical, su aliado, continúa en una crisis de decadencia que justamente lo llevó a unirse a la figura de Macri en la última elección presidencial. Sería indiscutible, al día de hoy, la candidatura oficialista de Macri.
El peronismo no kirchnerista, llamado también alternativo, renovador o bien federal, tiene una debilidad: tiene urgencia en definir una candidatura, porque el proyecto de divulgarla por todo el país exige un tiempo que no sobra. La posibilidad de conquistar ese teórico 30 % de indecisos exige también un gran acierto en la propuesta a realizar, puesto que deberá apuntar a macristas decepcionados, ex kirchneristas y un sector que llamaré republicano, respetuoso de las instituciones. Esa primera figura, ese candidato o candidata presidencial, hoy no está proclamado, y esta es una debilidad del peronismo federal.
En próximas notas me ocuparé con más detalle de la candidatura Macri y la posible candidatura de Cristina Kirchner.

*Poeta y crítico literario.