COLUMNISTAS
CRISIS AMBIENTAL

Sin abejas y sin desayunos

Cuando salió hace algunos meses la película Bee Movie, un dibujo animado de lo que podía ser un mundo en el que las abejas dejaran de producir, parecía otro de esos cuentos aleccionadores con los que nos amenazan los herederos del Tío Walt. Pero ¿Tenemos idea de lo que puede ser un mundo sin abejas?

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Cuando salió hace algunos meses la película Bee Movie, un dibujo animado de lo que podía ser un mundo en el que las abejas dejaran de producir, parecía otro de esos cuentos aleccionadores con los que nos amenazan los herederos del Tío Walt. Pero ¿Tenemos idea de lo que puede ser un mundo sin abejas?

Para arruinar la tradicional propuesta de tostadas con miel a la hora del té, o un desayuno con jugo de fruta, se acaba de publicar en Inglaterra el libro, Un mundo sin abejas de Alison Benjamin y Brian McCallum, editado por Guardian Books, la filial librera del matutino londinense.

Un mundo sin abejas equivale a una vida sin un buen bife, nada de jamón, tampoco café o fruta o aceite de cocina. Zafa la soja, dado que el crecimiento de ese “yuyo” no requiere de la polinización. Sin embargo, las abejas se nutren y cosechan el vital polvo de las malezas que por lo general crecen, o crecían, debajo de un sembrado de granos. Lo que pasa es que la maleza es combatida con glifosatos, según el perito apicultor Gustavo Ortea, que eliminan las flores de los verdaderos yuyos. Y los herbicidas matan la fuente de flores silvestres donde se nutren las abejas, que también mueren. Es decir, la mayor parte de la vida del planeta está en peligro. La advertencia viene bien para los EE.UU. donde la Apis mellifera poliniza unos 15 mil millones de dólares por año en plantaciones, donde murieron 800 mil colmenas en 2007, para julio de este año habían desaparecido un millón más, y donde las abejas son tratadas más como máquinas que como parte de una naturaleza vital que debemos cuidar. El negocio global de polinización representa unos 30 mil millones de dólares anuales, y eso también está amenazado.

Benjamin y McCallum advierten que la desaparición de miles de millones de abejas en el mundo sugiere una crisis ambiental mayor que el cambio climático. Eso no permite dormir tranquilo a nadie, y menos si la perspectiva de cada mañana es ver una mesa sin jugos y miel para las tostadas, que serán reemplazados por alguna pasta horrible tipo milanesas de soja.

*Ombudsman de PERFIL.