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temblor politico-financiero

Sin equipo, con dólar

Esta súbita crisis tuvo la ausencia del Presidente y la presencia de figuras alternativas.

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Duo. Dujovne y Caputo, en el anuncio para frenar el alza del dólar. | Pablo Cuarterolo

Lo señala con la mano para presentarlo, pero todos sabemos que ese que está al lado es el ministro Caputo. Esa conferencia de prensa está anunciada con el protagonismo de ambos, pero Dujovne lo marca igual. A los 25 segundos de decir que ese que estaba al lado era el ministro Caputo, cuenta que estuvo reunido con el Presidente, con el presidente del Banco Central y con Caputo, a quien vuelve a señalar. Dujovne golpea sus pulgares entre sí y se acomoda demasiadas veces en su silla, que además tiene todo el reflector de la luz sobre sí mismo y nada sobre Caputo. Esa es una de las pistas de por qué lo expone con su mano al otro ministro; Dujovne pide que piensen en el Gobierno, en el mejor equipo de los últimos cincuenta años, y no solo en él. El affaire de esta semana del dólar, su sorpresa y descontrol, trae una muestra del accionar del Gobierno en crisis.

El dólar para los argentinos no es solo un asunto económico, es en realidad, y especialmente, un símbolo poderoso. La capacidad del dólar de quedarse quieto está mucho más ligada a la legitimidad política que a medidas macro o microeconómicas, de modo que una de las maneras de ver qué tan confiables son los gobernantes para la ciudadanía es seguir el modo en cómo fluctúa la moneda estadounidense. Lo ocurrido esta semana expone algunas dudas crecientes que por estos días los argentinos van teniendo con la administración y sensibilidad del gobierno de Macri, y esta misma conferencia de prensa, la expresión corporal del reconocimiento de algo que se ha ido de control.

Esta súbita crisis tuvo la ausencia del Presidente y la presencia de figuras alternativas. Mientras a fines de marzo, en una conferencia de prensa luminosa y con bellos jardines de fondo, se presentaba la baja de pobreza con Macri protagonista y algunos ministros, Dujovne un mes después combate la furia del reflector en soledad y con fondo oscuro.

Estos cambios de valores y cuerpos incómodos no provienen de esta semana. La cuestión alrededor de la suba de tarifas y el protagonismo del Congreso en esa materia ya venían exponiendo la incapacidad del gobierno nacional de marcar territorio y dominar la iniciativa. Los quiebres internos en la coalición gobernante generaron una dilución en su bloque de poder con los radicales y Carrió lavando responsabilidades por una suerte de falta de sensibilidad ante el pueblo. Primero fue imposible controlar a los aliados, después no se pudo con el dólar. Un símbolo lleva a otro, y el valor simbólico del control del poder entra también en duda.

Hasta estos días, la administración Macri no había tenido que exponer en materia económica semejante apuro público. El caso es interesante ya que no es la primera ocasión en que las tarifas son aumentadas, y si bien generaron molestia, no supuso conmoción social encadenada. En el fondo de estos desajustes, un éxito de Cambiemos está generando un efecto dañino. Su voracidad en la destrucción de enemigos lo ha dejado sin combustible para alimentar su estrategia de sobrevivencia. Ellos son fundamentalmente una fuerza antiperonista con exceso de logros. Vencieron al kirchnerismo, absorbieron peronistas y hasta parecen detrás de la intervención del Partido Justicialista. Mientras los otros aumentos de tarifas, incluso la recurrente inflación, podían reflejarse en el pasado reciente y en el “populismo”, los de hoy no tienen chance de traslado a otros actores más que a sí mismos. Valores de inflación similares, aumentos similares, ministros similares, pero enemigos escurridos.

El dólar aquí, como en otras ocasiones de la historia argentina, refleja aspectos no económicos. Esa moneda claramente permite a sus tenedores participar en el sistema económico con ventajas, pero su valor de mercado excede su rol en el intercambio de mercancías o bienes y servicios. Con la visita del número 23, exige a la administración nacional un cambio de tipo de protagonismo, que por lo menos ahora no queda claro el formato en que se estaría ofreciendo.

Ante la presión social las luces apuntaban todas solo a Dujovne, con un Macri ausente y una Carrió yendo en realidad a pedir explicaciones, no a apoyar. Ante la adversidad, “el equipo”, por lo menos en este caso, desapareció.

*Sociólogo.