Fue también un 18 cuando marchamos, fue el 18 de junio de 2014 cuando logramos, civilizadamente y en paz, torcerle el brazo a un jury escandaloso. Escandaloso tanto por lo inconsistente de sus argumentos como por el mensaje mafioso que pretendía dar al resto de los fiscales: “A ver, muchachos, acá no se investiga nada vinculado al poder actual, tengan en claro que… el que las hace no las paga”, parecía entenderse.
Logramos con la campaña en las redes sociales, la juntada de firmas y la marcha lo que no logró un fallo de la Corte Suprema de Justicia, que ordenaba restituir en el cargo al procurador general de Santa Cruz, el doctor Eduardo Sosa, quien fue destituido en el año 1995 por iniciativa del entonces gobernador Néstor Kirchner. Sosa pretendía investigar supuestas irregularidades en el reclamo de regalías petroleras mal liquidadas, pero la Legislatura salió en auxilio de Kirchner y cesanteó a Sosa, sin juicio político previo para defenderse.
Cuando el Gobierno comenzó a presionar al fiscal José María Campagnoli con la intención de que desistiera de la investigación sobre Lázaro Báez y la ruta del dinero K, urgía contrarrestar ese avasallamiento sobre las instituciones por parte del propio Poder Ejecutivo. Y digo del Poder Ejecutivo porque de allí salió la orden de conformar el jury de enjuiciamiento para destituir al fiscal que osaba tocar las entrañas del poder mostrando el dinero oculto de su corrupción. Sabíamos que se jugaba algo más que su destitución, se jugaba nuestra república. Y no es exagerado decirlo en estos términos, la república tiene como principio fundamental la división de poderes, esa división de poderes se establece con un sistema de controles y contrapesos.
Justamente, la investigación que llevó a cabo mi hermano se enmarcó en el cumplimiento de sus funciones en el Ministerio Público Fiscal, velando por la búsqueda de la verdad, de la justicia y resguardando el interés público. Por eso, el lema que esgrimimos como ciudadanos fue, es y será “Sin Justicia no hay república”.
La situación imperante a raíz de la muerte del fiscal Nisman vuelve a convocarnos. Hoy es aun más grave, ha muerto un fiscal investigando al poder. Ya no alcanza el #TodosSomosCampagnoli, ahora #TodosPodemosSerNisman. Por eso podemos decir literalmente que “la Justicia sale a la calle”, sí señor, son los mismos fiscales que salen a decir: “Acá estamos, y queremos hacer nuestro trabajo”. Son los propios fiscales que salen a rendir el homenaje que su jefa, la doctora Gils Carbó, y su presidenta, la doctora Fernández de Kirchner, no le rindieron a un fiscal que murió, un fiscal que el Gobierno designó para investigar y del que no gustó lo que investigó. Por eso, según dichos del doctor Marijuan, marcharán “en silencio, para que ese silencio signifique la paz que necesitamos como sociedad y que necesitan los investigadores para encontrar la verdad”.
No nos debe ganar la impotencia, no nos debe ganar la desazón. Pudimos y podemos. Cuando la realidad te toca el hombro para que te involucres, cuando tus pares te llaman, cuando tu nación está en efervescencia, no podés seguir de largo, no podés desoír el llamado, no podés mirar para otro lado.
El 18 de febrero acompañaremos el reclamo de los fiscales, en la calle, en silencio, con respeto, sin banderas políticas, en paz. Habrá un claro reclamo de justicia, de verdad. Sonará en mis oídos la voz de Jairo cantando “…quiero que mi país viva feliz, en amor y libertad”. Que así sea.
*Abogada.