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Socorro y rebelión

El presidente de los Estados Unidos prometió más dinero para bancos en problemas y destacó que su equipo está trabajando para recortar gastos (dos trillones de dólares en los próximos diez años). En Letonia, al otro lado del mundo, los manifestantes arrancaron adoquines de las calles para tirárselos por la cabeza a los funcionarios que aprobaron programas de socorro para las entidades financieras (contraparte: reducciones salariales masivas, despidos y deterioro de los servicios sociales).

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El presidente de los Estados Unidos prometió más dinero para bancos en problemas y destacó que su equipo está trabajando para recortar gastos (dos trillones de dólares en los próximos diez años). En Letonia, al otro lado del mundo, los manifestantes arrancaron adoquines de las calles para tirárselos por la cabeza a los funcionarios que aprobaron programas de socorro para las entidades financieras (contraparte: reducciones salariales masivas, despidos y deterioro de los servicios sociales). En Grecia, los agricultores y los estudiantes protestaron en conjunto contra los treinta y cinco mil millones de euros destinados por el gobierno al rescate bancario (a costa de la reducción de las jubilaciones y pensiones y la desaparición de los subsidios a la actividad agropecuaria). En Francia, en Canadá, en Alemania y en Argentina todo el mundo ve con sorpresa y un poco de asco la prisa con la que los gobiernos se apresuran a recortar programas sociales, derechos de los trabajadores, fondos de salud, educación, jubilaciones y pensiones para cubrir el derrumbe del sistema financiero (léase: la negativa de los holdings más poderosos a seguir financiando la producción y el consumo: ¿para qué, entonces, existirían?).
¿El capitalismo se contrae? Más bien parece una contracción de parto de la que nacerá un monstruo todavía más incivil y menos gobernable, un mundo más injusto en donde la ciudadanía será sistemáticamente expoliada para favorecer a los usureros del mundo.
Políticas de reducción de gastos, austeridad: eso se dice. En realidad se trata de la más formidable transferencia de recursos del sector productivo al sector financiero de la que se tenga memoria. No en vano el presidente del apocalipsis insistió en que su país “saldrá fortalecido de la crisis”. Pareciera que le sirvió la debacle para que fortaleciera lo que se quiere fortalecer (la lacra del mundo) y debilitar todo lo otro (lo viviente): ¡recortemos, recortemos!
Pero el setenta y ocho por ciento de los griegos apoya a los campesinos y el setenta por ciento de los franceses adhirió a la huelga general contra Sarkozy y su política de reducción de los planteles docentes. En Argentina no hay estadísticas fiables, pero un caudillo peronista acaba de señalar que “tiene que rebelarse América latina, como también Africa y Asia; no tenemos nada que ver en esto, no tenemos por qué ser perjudicados en esto”. O Duhalde se volvió kleiniano (por Naomi Klein), o sabe que las papas queman.