El clásico entre Uruguay y Argentina de anoche probablemente sea recordado por dos cuestiones que estaban por fuera del campo de juego, en su contorno: fue el partido en que Lionel Messi arrancó en el banco de suplentes (algo que no sucedía desde 2016), y también fue el primer clásico rioplatense que no se disputó en el mítico Centenario desde que existe ese estadio, en 1930. El Campeón del Siglo, la flamante casa de Peñarol, resultó un escenario novedoso para este duelo histórico.
Y en ese escenario, una Scaloneta sin su referente y conductor dentro de la cancha mantuvo el resultado de las últimas fechas de las Eliminatorias. No deslumbró como lo hizo contra Uruguay en el Monumental, hace apenas un mes, pero mostró destellos en los puntos altos que la llevaron a levantar la Copa América. Ahora quedó a un paso de cumplir el objetivo: con este resultado obtenido en Montevideo, si le gana a Brasil el martes en San Juan, tendrá asegurado el pasaje al Mundial de Qatar 2022.
Emiliano Martínez validó, otra vez, su condición de arquero clave en los primeros minutos, cuando le tapó un mano a mano a Nahitan Nández. Y Di María, capitán eventual, ilustró un gol de antología abriendo el pie y clavándola en el ángulo de Muslera. Falló por momentos otro de los puntos altos de este año: la dupla central que conforman Cuti Romero y Nicolás Otamendi, sobre todo en la salida desde abajo.
¿Uruguay? Lo primero que hay que decir es que mereció más. Porque de principio a fin tuvo situaciones claras y porque dominó la pelota, a veces de manera intrascendente, y a veces avanzando de manera vertiginosa. A la tapada de Dibu a Nández se le sumó, en el primer tiempo, un tiro de Suárez que devolvió el palo derecho, y otro de Vecino, en la medialuna del área, que Dibu atrapó abajo.
Sin la garra charrúa de otros tiempos -algo que en estos meses generó una discusión nacional en ese lado del Río-, pero con una actitud distinta a la de las últimas actuaciones, la Celeste tuvo la posesión y también las situaciones más claras. Sin embargo, no logró -por falta de efectividad y por falta de suerte- traducir esa superioridad en el arco argentino. El problema ahora estará en la tabla de posiciones: Uruguay ni siquiera está en zona de repechaje.
Argentina estuvo asfixiada durante casi todo el partido, pero empezó a quitarse la soga en el último tramo del partido, unos minutos antes de que Messi entrara por Lo Celso a los 31. Algo para dimensionar lo que significa Messi en todo el mundo: cuando empezó a calentar al costado del campo, desde las tribunas uruguayas empezaron a ovacionarlo. Muchas personas, de Montevideo y de zonas cercanas, llegaron hasta el Campeón del Siglo para verlo de cerca, quizás por única vez en sus vidas. La decepción de que no jugara se atenuó un poco con su entrada a la cancha.
Con Joaquín Correa en lugar de Lautaro Martínez, con un De Paul más participativo, y con la carta de Messi, Argentina diluyó la superioridad uruguaya. El final, sin embargo, fue a los tumbos y sufriendo, como siempre sucede con los clásicos rioplatenses cuando el resultado es tan exiguo.
Las molestias de Julián Álvarez
El delantero Julián Álvarez, convocado a la Selección argentina para la doble fecha de Eliminatorias, se realizó ayer estudios por una molestia muscular en Montevideo, en la previa del choque ante Uruguay.
Acompañado por Daniel Martínez, el médico de la Selección, llegó a un centro de imágenes para repetir un estudio que ya se había realizado el jueves en Buenos Aires en la zona del pubis.
Por eso se encendieron las alarmas no solo en Argentina, donde es siempre una alternativa ofensiva, sino también en River, porque podría perder a su goleador para las fechas decisivas donde definirá el título de la Liga Profesional.
Según fuentes cercanas al conjunto albiceleste, los especialistas no detectaron una lesión, más allá del dolor que le permanecía al cordobés.