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Te amo, te odio, dame más

En toda corriente amorosa germina su antítesis, su futura venganza. Barcelona, ciudad de los arquitectos, del modernismo, del mar y las montañas, de la resistencia contra el totalitarismo, del diseño y la moda, de los festivales y la música electrónica, supo dotarse en las últimas décadas de una bibliografía que cimentó su mito.

Tomas150
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En toda corriente amorosa germina su antítesis, su futura venganza. Barcelona, ciudad de los arquitectos, del modernismo, del mar y las montañas, de la resistencia contra el totalitarismo, del diseño y la moda, de los festivales y la música electrónica, supo dotarse en las últimas décadas de una bibliografía que cimentó su mito: ahí están los homenajes que le rindieron, incondicionales, escritores como Colm Tóibin (Homage to Barcelona), Robert Hughes (el ensayo Barcelona) o George Orwell (Homenaje a Cataluña). Pero Barcelona es también la ciudad de la especulación inmobiliaria, del turismo de bajo costo, la que ostenta mayor cantidad de diseñadores y okupas por metro cuadrado, la que, enferma de superioridad, desprecia a los territorios vecinos: en fin, la que muchos barceloneses de hoy desprecian. De esa tensión que obliga a reflexionar sobre un incómodo objeto de deseo, surgió el anteúltimo bestseller de la temporada literaria española: el libro Odio Barcelona, donde doce destacados escritores y periodistas jóvenes que viven o han vivido en la ciudad ensayan las razones por las cuales aborrecen en lo que se ha convertido.

Ya en el prólogo, la editora y compiladora Ana S. Pareja declara como condición de posibilidad del libro “el hartazgo generalizado que muchos de los que vivimos en Barcelona sentimos frente a la situación en la que se encuentra la ciudad”. Hay aproximaciones históricas (Ríos perdidos, de Javier Calvo), impresionistas (El odio por venir, Carol París), lúdicas (Barcelona Arcade, Robert Juan-Cantavella), ficcionales (Bacinilla, Hernán Migoya), intempestivas (De este rebaño no tira cabestro, Javier Blánquez). Hay un viaje casi cinematográfico por las líneas de metro (La estrella de cinco puntas, Lucía Lijtmaer) y una genealogía del odio (Odio™, Eloy Fernández Porta). En Sobre la reducción urbana a simple logo el argentino Matías Néspolo declara que, a pesar del esfuerzo de las autoridades por convertir a Barcelona en el faro del turismo cultural, sólo ve en sus calles “grupos de inglesas y alemanas con una polla en la cabeza que vienen a celebrar una despedida de soltera, alborotados contingentes de jóvenes recién salidos del instituto en viaje de fin de curso, aplatanados rebaños de jubilados holandeses con grandes sombreros mariachi en la cabeza”. Y asegura que el éxito del viejo proyecto de regeneración urbana llamado “modelo Barcelona” se ha radicalizado “y tiene los visos de una victoria pírrica: la victoria de la marca sobre el producto”.

Tal vez el mejor ensayo –el que con inteligencia e ironía se adentra en las contradicciones de una metrópoli que quiere ser, pero no es, Londres, París, Nueva York– sea el de Llucia Ramís: Barcelona, la gran madame. La ciudad como una prostituta vieja y glamorosa, que cobra caro y trata mal, a la que se vuelve una y otra vez, como a una adicción: “Sin llegar a tratarnos bien, y siempre desde una exigencia que roza el despotismo, se ha ganado nuestro respeto. Nos gusta, pero no sabemos por qué; la odiamos, pero no la abandonaríamos. Logra que nos quedemos, aunque no llegue a acogernos”.

Buenos Aires tiene su libro de ficciones a cargo de escritores jóvenes: la veintena de cuentos reunidos en Buenos Aires/Escala 1:1 (Entropía). Luego de entregar parte de su territorio (San Telmo, Palermo, Puerto Madero) al turismo, la crisis financiera mundial tal vez la haya salvado de tener un libro de ensayos propio como Odio Barcelona.


*Desde Barcelona.