Desde que comencé a participar en tu programa, Esto que pasa, la resistencia de los celulares a comunicarnos se volvió francamente irritante. Todavía no ha aparecido la tecnología que permita funcionar al primer intento a los micrófonos en las conferencias, los grabadores en los reportajes y los celulares en cualquier parte. Pero, desde la época de las cavernas, con o sin accesorios, las personas se entienden o no se entienden. Y nosotros nos entendíamos. Ahora me toca llamarte a un sitio misterioso, donde no sé si habrá interferencias. Como sea, si hay algo más allá de este supermercado, estoy seguro de que, igual que con los celulares, aunque la señal sea pésima, de todos modos lograremos entrar en contacto. Te quiero contar que estos fascistas de baja intensidad, los confeccionadores de listas negras, los que te echaron destempladamente de Radio Nacional por pensar distinto, se van. Se afanan todo lo que pueden en la retirada, se firman a sí mismos los pocos contratos y puestos que dejaron hasta ahora vacantes, desenroscan hasta las lamparitas, pero se van. Se llevan su mediocridad, su macartismo de los años 50, su maoísmo sin convicción, su stalinismo de cotillón, su peronismo de López Rega. Dejan un país más pobre que el de 2005, con peor educación y una sociedad dividida; pero los sacó el pueblo, no un cataclismo ni una guerra, y eso es esperanzador. La democracia que fundó nuestro admirado Alfonsín, no sin tropiezos pero con una trascendencia más poderosa que cualquier autoritarismo, le ha ganado la partida al chavismo kirchnerista. Pudieron comprar algunas voluntades durante algún tiempo, pero Argentina es el país que inauguró la democracia en la región en los 80 y juzgó de modo inédito en el mundo a criminales como Massera: no nos iban a ganar los Kirchner con Milani y sus buchones. Acá hay mucha gente que todavía se resiste a hablar con el pajarito de Maduro o someterse al terror iraní. Entre las cosas que estos represores de pacotilla se van a tener que llevar a sus casas está el memorándum de impunidad con la República Islámica de Irán. Probablemente ocupe un lugar destacado en el salón de los recuerdos de Timerman, enmarcado junto al primer ejemplar del diario La Tarde, que el futuro ex canciller dirigió en 1976, con la exclusiva finalidad de apoyar a los dictadores Videla, Massera y Agosti. El mismo Timerman que te injurió cuando revelaste que había vendido nuestro país a los principales sospechosos del peor ataque terrorista sufrido en nuestro suelo: la masacre de la AMIA en 1994. Se va toda esta runfla, Pepe, los que primero apoyaron a la dictadura, luego callaron e hicieron dinero, trataron de dejar impunes a los criminales con el mismo Luder, que les había dado la orden de aniquilar, y después lo pusieron a Milani para perseguir en democracia. Dejaron morir al fiscal Nisman e hicieron todo lo posible para que no se sepa cómo murió ni quién lo mató. Igual que te agredieron e intentaron deslegitimarte cuando dijiste una verdad de cuño, comprobable e indiscutible, ahora intentan destruir la memoria del fiscal Nisman por haber dicho la verdad. Como a la luz que destruye a ciertas criaturas del inframundo, los K le temen a la verdad. Su principal objetivo fue robar. Después de todo, la corrupción como principio, aun criminal, es menos fulminante que el fanatismo ciego. Estos son fanáticos de la billetera, y eso ha sido, por horrible que suene, menos mortífero que si realmente hubieran creído en concretar hasta sus últimas consecuencias un autoritarismo plebiscitario en complicidad con el fundamentalismo iraní y el chavismo. El patrimonio que nos robaron lo vamos a poder recuperar, pero al fiscal Nisman no lo podremos resucitar.
Me gustaría poder darte buenas noticias respecto de Medio Oriente, un tema que nos apasionaba. Pero la Primavera Arabe se ha congelado en un invierno estremecedor. La matanza en Siria ya se acerca al medio millón de muertos, la mayoría de ellos civiles, con una espantosa cantidad de niños. Europa se rasga las vestiduras, pero el mundo árabe ni siquiera se rasga las vestiduras: los mismos países que se consideraban una hermandad en oposición a las democracias occidentales ahora ni siquiera son primos de los refugiados sirios. No hay ningún plan árabe para que los refugiados árabes puedan hallar refugio en el mundo árabe, entre sus hermanos de idioma, costumbres y religión. Los niños se ahogan en la frontera marítima entre Grecia y Turquía. Ente los billones de petrodólares que durante los últimos años financiaron a Al Qaeda, a Hamas, a Hezbollah, no hay un centavo para salvar la vida de un niño sirio. Están mucho más preocupados en destruir a Israel que en salvar a Siria. ¿Recordás que en 1936, cuando Israel ni siquiera se había fundado, los terroristas árabes salieron a matar judíos con cuchillos por las calles de Tel Aviv, de Jerusalén, de Haifa? La ola de ataques terroristas con cuchillos y hachas se cobró la vida de un centenar de judíos, civiles indefensos, por ser judíos. Ochenta años después, vuelve a ocurrir exactamente lo mismo. No sabrías si estás leyendo el Jerusalem Post de 2015 o el Palestine Post de 1936. Lo peor es que todavía existen analistas internacionales que justifican el asesinato de judíos. Eso tampoco cambió en los últimos ochenta años.
Bueno, para despedirme, no olvidemos que también hablábamos de libros, de cine, de poesía. ¿Cómo son las cosas por allá? ¿Te enojás menos? Alguna vez, en mi novela No tan distinto, escribí que el Paraíso era simplemente el mundo sin ansiedad. ¿Le pegué cerca? Si vas a contestarme, que sea por mail. Ya sabemos que las comunicaciones extraterrenas nunca han sido nuestro fuerte. Donde quiera que estés, querido Pepe, te extrañamos mucho. Fuiste uno de los que, desde el primer momento, les puso freno a los autoritarios K y defendiste la democracia incluso en una radio en la que te hubiera bastado con callar para cobrar el doble. Acá, en este planeta desquiciado, sin ninguna esperanza de tranquilidad, al menos podemos aspirar a la libertad. Vamos a festejarla juntos, Pepe. Un abrazo.
*Escritor.