Mayra Bonard estrenó Cariño. Siempre siento envidia por la danza, que tiende a concentrarse en un puñado de efectos. El “efecto”, que es mala palabra en teatro y en literatura, tiende a devenir el objetivo precioso de la danza, y yo –incapaz de ordenar unas naranjas correctamente en una fuente para que se vean más lindas– celebro que así sea. La danza parece hacerse cargo directamente de los temas, sin necesidad de pasar por el filtro –a veces censor, a veces deformante– de las argumentaciones.
El programa propone de la mano de Clarice Lispector: “Si recibo un regalo hecho con cariño por una persona que no quiero, ¿cómo se llama lo que siento?”.
Vi el espectáculo permitiendo que el efecto produjera el tema: el afecto. En la vorágine de esos minutos volvió a mí un recuerdo muy preciso. Yo estaba en Berlín, cenando con un autor amigo. Luchábamos con comida portuguesa (una elección equivocada) y abruptamente, de la nada, él se quejó de que en alemán (en la vida alemana) fuera imposible decir “te amo”. Lo cual haría imposible escribirlo en una obra sin justificarlo como una ficción del lenguaje. Según él, la liviandad del inglés, siempre dispuesto a decir “I love you” sin que se le chorree ninguna miel, era envidiable. “Ich liebe dich” existe, pero no se dice de verdad. Está erradicado de la paleta de verosímiles. No quiere decir que la gente no ame. Sólo parece que –como el nombre de Jehová– esta práctica es impronunciable. Caramba, dije yo. Pensé que era algo que pasaba sólo en castellano.
Valga esta tesis provisoria. “Te amo” es siempre más verosímil en los idiomas de otros.
En esta obra, Ignacio Monná prueba el efecto con varios idiomas (francés, alemán, italiano) para quedarse con el italiano, donde decir “ti amo” parece lo más fácil y silábico del mundo. Cuando los actores/bailarines eligen en cambio el castellano la escena se ensombrece. El tono se agrava. El amor se solemniza. La ligereza se evapora. ¿Podremos decirlo en serio?
Tal vez todas las culturas imaginamos a un otro que pueda decir “te amo” sin connotar más que eso.