Fin de año es el momento de evaluar qué logramos: este año ese ejercicio es atípico. El Covid-19 llegó a comienzos del año y se instaló para quedarse y distorsiona la evaluación. Todo lo malo se atribuye a la pandemia y su remedio: la cuarentena. Sin embargo, no es tan así. El primer debe es la disminución de los ingresos familiares. Según el Indec y Unicef, alrededor del 40-50% de los hogares disminuyeron sus ingresos. La nota el domingo en política económica de Valli sobre: “Familias más endeudadas, un riesgo para la recuperación del consumo”, muestra cómo la pandemia o mejor dicho su remedio: la cuarentena redujo la capacidad de generar ingresos en los hogares que se vieron obligados y más los pobres a endeudarse para comer. Casi cuatro de cada diez y casi tres de cada diez para pagar servicios. El 21% de los hogares tiene una deuda y los que tienen AUH el 24%. Si bien se ha restablecido la capacidad laboral la rémora de quienes deben pagar esas deudas impide ampliar el consumo. Los hogares pobres son los que más han recurrido al endeudamiento y ahora ven más limitado el consumo.
Entre las restricciones al consumo de los hogares pobres, la nota de Valli en 50/50 sobre el costo mensual de insumos menstruales: toallitas o tampones es poco difundida. La menstruación es un tema tabú en el país, está callado. El presupuesto mensual de toallitas o similares es muy alto y pesa fuerte en el magro presupuesto de los hogares pobres. Por eso las niñas pierdan días de clase o las mujeres no puedan trabajar cuando menstrúan porque no pueden comprar los insumos para protegerse. Si bien hay proyectos de ley de distribución gratis para los hogares de bajos ingresos ninguno se trató.
Otro debe es la sobrecarga de las mujeres en tiempos de pandemia, la nota el sábado de Fernández Escudero lo reitera: “Las mujeres, cada vez más agobiadas por las tareas de cuidado en casa”. En cifras es 57% más de sobrecarga de tareas en el hogar en cuarentena. Esperamos la respuesta, por ahora es una promesa. El problema es que las mujeres, más las pobres están al límite, esto debe acelerar la respuesta gubernamental.
La violencia de género y los femicidios son otro debe. Se agravó con la cuarentena que obligó a convivir 7 x 24 con el agresor y aumentó el riesgo, incluso se presentó en parejas que antes no la experimentaban. El sábado y domingo en policiales el asesinato de la adolescente mendocina fue la noticia. Ella concurrió a la cita con un aparente joven que por las redes sociales la enamoró. Resultó ser una emboscada de quien la quiso abusar y asesinó. El caso no es el único, sino otro, más espectacular que se suma a los muchos que hubo desde que empezó la cuarentena. Y otra vez el Estado falló, porque la operadora del 911 a la que llamó una vecina al oír el pedido de socorro, no lo consideró. El domingo también hay una nota sobre la violación de una rosarina por cinco jóvenes. La madre sospechada del que le dio alcohol en la fiesta de 15 y la llevó a su casa donde la violaron, se entregó. Dijo que la encontró en la habitación de su hijo y la devolvió a una tía. Las violaciones en manada son ahora frecuentes constituyendo una forma de violación más terrible y grave.
La legalización del aborto es otro debe. El sábado y domingo en la sección política se publican notas sobre el debate en el Senado. El sábado se comenta el cierre del debate en comisiones y la firma del dictamen por una leve mayoría, pero con solicitud de cambios parciales. Llama la atención el cambio de algunos senadores que en el 2018 votaron a favor y ahora aparecen como dudosos. La nota el domingo adelanta el escenario del martes próximo cuando se votará en el recinto: “Verdes y celestes se preparan y la Iglesia incide en el Norte”. Este año se vio más claramente que en el 2018 el peso de las Iglesias evangélicas y neopentecostales, que están presionando a los senadores. La nota reproduce el mensaje de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas que refiere lo que vivió María antes del nacimiento de Jesucristo porque estaba embarazada sin estar casada; si se enteraban hubiera sido apedreada. Agregan: “María es alumbrada por una luz de esperanza y sigue adelante, con la ayuda de Dios se puede seguir adelante en un mundo de oposición”. Esto lo plantean ahora frente al embarazo adolescente, sugiriendo que pueden continuar con la ayuda de Dios. La diferencia es tan evidente que no necesita aclaración. Estas Iglesias en nombre de Jesucristo luchan contra el aborto, algo que es muy importante porque han penetrado en los sectores pobres del país y además usan su influencia para cooptar políticos con la promesa de votos y dinero. Por eso ahora puede haber quienes antes estaban convencidos y ahora dudan. Debemos rechazar toda influencia política o religiosa. El problema de enfermedad o muerte por la clandestinidad es de salud pública y del derecho a la salud de todas sin distinciones ni diferencias.