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Trazo crítico

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| Cedoc

Hace años que perdí y no encuentro un poema de Leónidas Lamborghini que se llama Las cenizas ’el tata y que tenía recortado de un diario y adherido con chinches a la biblioteca. Recuerdo el contraste entre la figura mísera del que canta, el hijo, y la gloriosa del retratado, su padre. Una frase que tal vez fuera esta: “machaso el tata, gauchaso el tata. Yo, desdichao”. Recuerdo sí que terminaba: “Alto lo dejo en su épico universo/ y apenas toqueteao por el verso”.
Cuando aparecieron Google, internet, etc., empecé a buscarlo y descubrí que en su final el poeta peronista había transformado el de un poema de Borges: Alusión a la muerte del Coronel Francisco Borges (1833-1874): “Lo dejo en el caballo, en esa hora;/ crepuscular en que buscó la muerte;/ que de todas las horas de su suerte/ esta perdure, amarga y vencedora./ Avanza por el campo la blancura/ del caballo y del poncho. La paciente/ muerte acecha en los rifles. Tristemente/ Francisco Borges va por la llanura./ Esto que lo cercaba, la metralla,/ esto que ve, la pampa desmedida,/ es lo que vio y oyó toda la vida./ Está en lo cotidiano, en la batalla./ Alto lo dejo en su épico universo/ y casi no tocado por el verso”.
La inflexión gauchesca de Lamborghini mejoraba el verso final de Borges. La evocación del antepasado ilustre da para festividad escolar y manual de historia, el contraste entre padre e hijo es íntimo.
En una de sus tantas internaciones, mi padre debió pasarse un par de días sin recibir líquidos por boca, todo pasaba a través de una sonda. Cuando por fin lo autorizaron a beber, estaba sediento y ansioso y pedía algo dulce. El médico autorizó una Gatorade. Se la serví en un vaso con pajita, para que tomara sin esfuerzo. Mi padre chupó desesperado de la pajita y bebió hasta el fondo, después corrió la cara, aliviado, cerró los ojos, y lanzó un largo chorro brillante y anaranjado que hizo su arco y cayó sobre el crucifijo colgado en la pared de enfrente. Vida es novela.