El domingo 5 de enero un relevante número de uruguayos y visitantes extranjeros en Punta del Este respondió a la convocatoria del destacado escultor Pablo Atchugarry, para la ceremonia de colocación de la piedra fundacional de lo que será el Museo de Arte Latinoamericano.
La calidad artística y la acción generosa a favor de las artes que caracterizan a Pablo Atchugarry auguran que el nuevo museo será, como sueña su creador, un lugar de encuentro, promoción y difusión de los artistas uruguayos y latinoamericanos contemporáneos.
La cantidad y diversidad de los concurrentes no llamaba la atención porque es algo habitual que ese maravilloso lugar y la calidez de su anfitrión produzcan esta respuesta en la gente que está por la zona en estas fechas, ávida también por participar de un esparcimiento cultural de asegurado interés.
Al ingresar nos recibió Pablo Cohen, director de comunicación de la Fundación Atchugarry, quien luego de conversar un rato se excusó para atender la llegada del “presidente”. No llegué a preguntarle si se refería al presidente en ejercicio o al electo, dada la transición política que atraviesa el país hasta el 1º de marzo, y con esa duda me acerqué al lugar de la ceremonia, donde ya en una pantalla se transmitían imágenes de lo que será el futuro museo.
Poco después advertí la presencia de Luis Lacalle Herrera, presidente del Uruguay entre 1990 y 1995, y pensé que sería el aludido por Cohen, ya que es costumbre nombrar con ese título a quienes cumplieron su mandato. Enseguida vi que cerca del escenario Julio María Sanguinetti, primer presidente de la transición democrática (1985/1990) y que cumplió un segundo mandato de 1995 a 2000, saludaba y conversaba con otros invitados.
Con estas dos presencias consideré que ya se había cumplido ampliamente el comentario efectuado. No fue así. Pasados unos minutos, vi llegar al flamante presidente electo, Luis Lacalle Pou, que respondía con cordialidad los saludos de los concurrentes mientras se dirigía al escenario.
Si la presencia de los tres presidentes ya era suficiente signo de una civilidad inhabitual en el mundo contemporáneo, la nómina de oradores sumó diversidad al acto. La ministra de Educación y Cultura del actual gobierno del Frente Amplio, María Julia Muñoz; quien será el ministro de esa cartera en el futuro gobierno, Pablo da Silveyra, y el intendente de Maldonado, Enrique Antía, se unieron al arquitecto Carlos Ott y al ingeniero Gastón Atchugarry, responsables de la obra, y al empresario Alejandro Roemmers, para acompañar a Pablo Atchugarry y Pablo Cohen por la Fundación y a los mandatarios Sanguinetti y Lacalle Pou en la concisa, profunda y breve presentación.
Se escucharon interesantes conceptos sobre la relación entre cultura y Estado. La ministra Muñoz destacó la construcción de identidad de la cultura y el compromiso de la familia Atchugarry con el país; el futro ministro Da Silveyra, la importancia que tendrá el área en la próxima gestión de gobierno y la cultura como fuente de significado para la vida comunitaria; Sanguinetti realizó un lúcido y atractivo relato de las grandes figuras de las artes plásticas de Uruguay. Cerró el acto el presidente electo, Luis Lacalle Pou, quien destacó la importancia del arte como portador de excelencia y superación social.
En 1602, William Shakespeare estrenó su comedia Noche de Reyes, cuyo título en inglés alude a la duodécima noche a partir de Nochebuena para celebrar esta fiesta. En esa misma “noche”, cuatro siglos después, Uruguay celebró esa fecha con un encuentro de arte, política y comunidad que fue un ejemplo para las democracias contemporáneas, puesto que estas no se distinguen ya solo por la transparencia de sus procesos electorales ni por la calidad del funcionamiento de sus instituciones, sino también por la posibilidad de convivir en la diferencia, de compartir gobernantes y gobernados el mismo ámbito en forma horizontal e igualitaria.
*Profesor de Derecho Constitucional. Autor de Corte Suprema argentina. Luces y sombras.