Marcelo Tinelli se agachó un poco y dijo:
—Muchas gracias por la onda. El humor es una manera de acercarles la política a los chicos. Y que los políticos se permitan reírse de sí mismos le hace muy bien a la democracia.
—Estoy completamente de acuerdo, Marcelo. La verdad, me divertí mucho –concedió con televisiva espontaneidad y visiblemente chocha Gabriela Michetti, acaso la menos política de los políticos argentinos y, tal vez por eso mismo, quien menos pareció sufrir su participación en ShowMatch, el jueves pasado, cantando y corriendo carreritas de sillas de ruedas con su imitadora, Anita Martínez.
No deja de sorprender que los principales candidatos le hayan otorgado tanta importancia al hecho de igualarse con sus caricaturas, vistiéndose y desafinando igual que ellas y bailando peor. Tampoco que el resultado de una elección pueda depender, en alguna medida, de la búsqueda de esos minutos de fama. Pero resulta que Francisco de Narváez está convencido de que su reggaeton le dio muchos votos, conclusión que decidió la presencia de sus competidores Sergio Massa y Daniel Scioli en el programa más visto de la TV argentina.
¿A quién parodia más ShowMatch: a ellos o a todos nosotros?
Se afirma que Néstor Kirchner puso a sus principales colaboradores a negociar su presencia allí esta semana, tal vez el jueves próximo. Que la desequilibrada Cristina compuesta por Martín Bossi no esté en el estudio. Que el Massa de ficción deje de peinarla, secador en mano. Que se garantice, en fin, que el Kirchner de Freddy Villarreal no se comerá al verdadero presidente del PJ y marido de la Presidenta de la Nación.
Si a eso se dedican por estas horas un ex presidente, varios operadores de prensa y al menos tres ministros nacionales, ¿no será que estamos fritos?
De hecho, los políticos presentes en ShowMatch sólo se dedicaron a convertir sus presuntos costados flojos en virtudes.
El verdadero Felipe Solá le hizo decir a su imitador:
—Che, Francisco, aflojá unos pesos para mi campaña –confirmando que la frondosa billetera del “Colorado” es su gran secreto y convirtiéndola en un objeto del deseo.
Massa superó la obsecuencia del peluqueril “Massita” pidiendo tres veces:
—¡A ver si aflojamos un poco con la Presidentaaa!
Asegurar que tales humoradas “le hacen bien a la democracia” y aceptarlo a libro cerrado recuerda bastante a esos chicos que, cuando se les pregunta qué es lo que más les gusta del colegio, responden con el clásico:
—Y... el recreo.
Es cierto, el recreo escolar tiene un profundo sentido pedagógico. Descargar energías y tomar aire contribuyen mucho a recuperar la atención entre clase y clase. Idénticos beneficios se atribuyen al juego, que consume toxinas, irriga las mentes y ayuda a resolver conflictos entre pares, afirmando la propia personalidad. Pero el recreo no es sólo un espacio para el relax y el desarrollo de la sana competencia. Pregúntenle a cualquier maestro cuántos chichones, arañazos y odios tomaron forma durante esos minutos pensados para optimizar el aprendizaje. En el recreo se dirimen las cuentas pendientes a las piñas, o a las puteadas.
En síntesis, si los espacios recreativos de esta campaña electoral hubieran quedado reducidos a ShowMatch, la tinellización sería una simple anécdota. El problema es que toda la campaña fue un recreo. Y eso le permitió a Tinelli adjudicarse el lugar de divertido profe de Instrucción Cívica.
El chacarero Alfredo de Angeli decoró las giras proselitistas de Francisco de Narváez tratando de “pelotudo” a Kirchner y proponiendo subir a los peones agrarios a las 4x4 para llevarlos a votar como chicos p’al colegio. Hubo zancadillas judiciales contra el propio De Narváez, que se juntó para la foto con Julio César Cleto Cobos irritando a Lilita Carrió, quien ahora dice que Alfonso Prat-Gay es piantavotos, pese a que ella misma lo puso al tope de la lista de la Licuación Cíclotímica porteña. Los kirchneristas se dedicaron a decirle kirchnerista al difuso Lole Reutemann, sabiendo que así pierde. Mauricio Macri pidió la pelota desde el rincón derecho del patio, proponiendo que se reprivatice Aerolíneas y que vuelvan las AFJP al solo efecto de exhibirse como el único anti K de veras (y tapando, de paso, que la Municipalidad ya se quedó casi sin plata para las obras que tenía planificadas).
En pocas horas, Kirchner decidirá si asiste a la cátedra de Tinelli minutos antes de que suene la campana final de la campaña electoral. Miren lo que son las cosas: el 22 de octubre de 2007, Cristina cerró virtualmente su campaña presidencial en Bolívar, dándole las gracias al mismo Marcelo por su humildad y por haberlos apoyado a ella y a su esposo antes que nadie.
Ahora las cosas son distintas. De ir o no ir a ShowMatch y de cómo le vaya si es que va puede depender que Néstor pase la prueba o termine llevándose a marzo hasta el recreo.