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Un diálogo a cara de perro con el pobre 2019

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Ya llega. Las cosas no pintan bien para el año que se nos viene. | cedoc perfil

Estás contento porque por fin llego yo y se va mi colega 2018, que los hizo sufrir tanto?
—¿Vos pensás que vas a ser mejor?
—¡Más bien! ¡Soy nuevo, incontaminado! ¡Habrá elecciones!
—No me jodas. Vas a ser igual o peor que tu amigo que se va. Y para llegar a las elecciones, uf, habrá que gatear por las arenas del Sahara, ¡y a mediodía!
—Bienaventurados los que están en el fondo del pozo… decía Serrat.
—No hablés de Serrat, salame. Vos vas a ser otro desastre.
—Dame alguna razón, ¡un argumento, uno solo! Dale, te escucho.
—¿Tenés tiempo? Mejor sentate.
—Me siento.
—Bueno. Primero: ese guion francés del Presupuesto de Dibujovne de Lagarde ya garantiza un derrumbe del -2,7% del PBI: menos obra pública, menos pago a proveedores, menos salarios, menos consumo, mayor desempleo, esas cosillas.
—No va a ser tan así…
—¡Vos chito! El, digamos, gobierno de McCree le reza a una bíblica cosecha récord del campo y al aumento de las exportaciones como elementos expansivos o drivers. Pura sanata. Ni el campo ni las exportaciones, aún exitosas, son factores que puedan modificar los ciclos económicos en la Argentina. Mucho menos con esta caída brutal de todos los índices.
—Sin embargo, el chico Rozitchner…
—¡Nooo...! Mirá, no digo nada por respeto al pobre León. Sigo. Afuera la cosa viene mal: la Reserva Federal americana va a aumentar las tasas al menos un par de veces, mientras juega al TEG con China. También el Banco Europeo y Japón. Y no hablemos si devalúa Brasil, ajusta más y se cierra. Vas a empezar con un golpe a la mandíbula. Preparate.
—¡Pero conmigo llegan las elecciones!
—Sí, ¡por suerte! Pero acompañadas de la inestabilidad propia de los fines de ciclo. El capital es cobarde, nene. El plan FMI calcula una fuga de capitales total de 8 mil para tus 12 meses, pero hoy, cuando todavía ni llegaste, se fugan mil por semana.
—Todo no puede ser tan malo. Alguien tiene que confiar…
—Difícil, con un riesgo país de casi 850. Los bonos tienen precio de país en remate, y todos se los quieren sacar de encima. Los dueños del capital, los ex amigos de Champions Kaput y este, digamos, gobierno, no creen que Argentina pueda zafar del default. Incluso antes que te vayas vos...
—¡Pero yo vengo con un montón de guita del FMI, Asch! ¡Lerú, lerú…!
—Esos billetes no van a conocer las vereditas de Buenos Aires, Pipi. Es solo para pagar los intereses de la deuda. Y como no alcanza, estos muchachos tomaron “prestados” 86 mil millones del Fondo de Sustentación de la Anses. Les metieron la mano en el monedero de los viejitos, total la están pasando bomba ellos. ¿No es dulce?
—¿No tenés a nadie para visitar y brindar, viejo? Dale, andá, andá...
—No, soy solito yo. Sigo: este año los salarios perdieron 17% y las jubilaciones un 20%. El Gobierno quiere paritarias por un 23% cuando los pronósticos de inflación más optimistas rozan el 30%. Lindo, ¿no?
—No hay caso, vos me tenés bronca, macho…
—Este año hubo cuatro tsunamis del mercado cambiario que le costaron al Banco Central unos 40 mil millones de dólares de reservas. Lo más probable es que cuando llegues vos, con toda la incertidumbre de un gobierno que hizo todo mal y una oposición que todavía no se unió, vuelva la presión cambiaria. Aunque esta vez, el Central tiene orden del FMI de no intervenir. Si hay corridas, serán libres como el tema de Nino Bravo. Con una inflación disparada, salarios deprimidos y una situación social cada vez más tensa. Un lujo de infierno.
-¿Y entonces que hago? ¿No vengo?
—Tenés que venir igual, boludo. Sos un año. Habrá que aguantarte (no se cómo) hasta diciembre y ahí ver quién gana. Tengo que aprender a rezar… Eso sí: el que gane se va a llevar la herencia más pesada de la historia de la humanidad. Una deuda en divisas de 150 mil millones que no se usaron para nada productivo, excepto fuga, fuga, fuga y bicicleta.
—¿Vas a celebrar mi llegada el 31 a la noche, Asch?
—¡Qué! Solo con una pistola en la cabeza.
—Ves cómo sos... Puta madre, soy solo un año. Má sí: ¡yo tampoco lo voté!

*Periodista.