Alberto Fernández se convirtió el 27 de octubre en el primer sudamericano que frustra la reelección de un presidente. Alberto y Cristina Kirchner protagonizan el tercer regreso del peronismo desde el llano al poder en el período democrático iniciado en 1983.
De cara al próximo recambio gubernamental, comparto con los lectores una apuesta por cinco continuidades:
- La figura central de la política argentina seguirá siendo el Presidente: hoy es Mauricio Macri, desde el 10 de diciembre lo será Alberto Fernández. El jefe de Estado en las democracias sudamericanas es el punto de apoyo del sistema. Cristina Kirchner es una dirigente de enorme envergadura histórica y social, factor clave en este triunfo opositor, pero la dinámica política de la Argentina no gira en torno a los vicepresidentes.
- El Gobierno (peronista) mueve con blancas: el Presidente en la Argentina, como en el ajedrez, juega con blancas. Iniciativa, recursos, centralidad. A su vez, los presidentes peronistas cuentan con ventajas adicionales: mayor cantidad de gobernadores que los apoyan, mayoría casi segura en el Senado y respaldo sindical.
- La oposición reacciona (como puede): se habla por estos días mucho de la futura oposición y del rol que podría tener el presidente Mauricio Macri. Pero eso es poner el carro adelante del caballo. Las oposición en nuestro país es reactiva. Reacciona y lo hace como puede. Si el Presidente se fortalece, lo más probable es que la oposición se debilite y se fragmente. Tendrá alguna posibilidad de unificarse y volverse algo más poderosa en caso de que al próximo presidente no le vaya bien. Así le pasó al presidente Macri, así les pasa a todos los presidentes.
- Presidente hay uno solo, líder opositor, no: la dinámica política en la Argentina no es, como puede serlo en un parlamentarismo, oficialismo-oposición. Los partidos no están institucionalizados, tienden a fragmentarse y generar nuevos agrupamientos. El porcentaje de votos que cosechó el presidente Macri no es parte de un partido político, solo el tiempo dirá si son “macristas”. La dinámica es presidente-oposición. Uno-muchos. Si Macri logrará ser un primus inter pares en ese magma no peronista depende de muchas cosas. Como se dijo, sobre todo de la suerte que corra Alberto Fernández en la Casa Rosada.
- En la Sudamérica actual, todo lo sólido se desvanece en el aire: Alberto Fernández enfrentará importantes desafíos durante su gestión. En el contexto actual de la región, más que “giros” (a la derecha, a la izquierda) parece registrarse un momento difícil para cualquier oficialismo. Protestas callejeras, resultados electorales y encuestas dan cuenta de lo difícil que está resultando mantener estable la situación política.
Agrego dos hipótesis:
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- La política es conflicto, en los gobiernos hay conflictos, en un futuro gobierno de Alberto Fernández habrá conflictos internos. Ahora bien: no necesariamente serán como se prevé que sean. Así como la crisis económica y la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner cambió la forma de un “electorado de tres tercios”, los conflictos del futuro en el peronismo no tienen por qué tener las dinámicas ya conocidas. Los incentivos cambian y los actores aprenden.
- La política es conflicto y en la sociedad hay conflictos, por lo que un futuro gobierno de Alberto Fernández enfrentará conflictos que provengan de ese tejido social. Pero hay que aclarar: no necesariamente los conflictos tendrán como protagonistas en primer lugar a aquellos votantes que se inclinaron por Mauricio Macri. Los propios votantes del Frente de Todos tienen expectativas, demandas, reclamos, sueños, que también pujarán por plantearse ante las nuevas autoridades. “Con el voto tenemos que empezar a dar vuelta una página oprobiosa que empezó a escribirse el 10 de diciembre de 2015”, le dijo el ahora presidente electo a sus seguidores en el acto de cierre de la campaña del Frente de Todos en Mar del Plata. Eso esperan millones.
*Politólogo, docente UBA y Flacso.