El comisario Kostas Jaritos, jefe de Homicidios de la policía griega en Atenas, está bien avanzado en su cincuentena, tiene una hija treintañera y abogada, un yerno médico y una esposa ama de casa pragmática y de rotundo sentido común. No es un hombre de grandes luces y resuelve sus casos a fuerza de mucho ensayo y error, paciencia, capacidad de escucha y habilidad para conducir a un equipo de colaboradores mediocres. Resulta fácil encariñarse con él, entender sus deslices conservadores y compadecerlo en sus continuos choques con la modernidad. Si se siguen atentamente sus andanzas, Jaritos puede ser el mejor guía para conocer en profundidad los pliegues de una sociedad hoy martirizada por las manipulaciones, la torpeza y la corrupción terminal de políticos y economistas no sólo propios sino también ajenos.
Jaritos es un personaje creado por el escritor Petros Márkaris, y protagoniza una serie de libros que hasta hoy suma nueve títulos. Los últimos tres (Con el agua al cuello, Pan, educación y libertad y Hasta aquí hemos llegado) constituyen lo que su autor llama “la trilogía de la crisis”. Los crímenes siempre seriales que debe resolver Jaritos (mientras lucha contra la burocracia y los manejos políticos de sus superiores y el oportunismo de los ministros de turno) nunca son meros enigmas lúdicos. Con una escritura clásica, palabras justas, descripciones jugosas, fina sensibilidad y saludable sentido de la ironía, Márkaris se vale de esas investigaciones para auscultar la historia griega del siglo XX y los sedimentos que aquella deja en la dolorosa actualidad de hoy. Allí vemos ideales traicionados, el salto sin red de un tiempo de esforzada pobreza a un consumismo desaforado y artificial impulsado desde burbujas bancarias nacionales e internacionales, una sociedad que se abandona a las promesas de políticos corruptos e impunes, inútiles avisos de alerta a cargo de unos pocos insomnes conscientes. En fin, lo que un lector argentino puede encontrar familiar, aunque ambas situaciones guarden diferencias más formales que esenciales, existenciales o filosóficas. El mejor enviado especial del más prestigioso medio informativo no podría explicar con mayor claridad y con mejores viñetas de la vida cotidiana lo que ocurre en Grecia. Tampoco daría con personajes tan vivos, tan humanos (en cuanto a complejidad y sutileza emocional y psicológica), y tan universales. Márkaris pinta su doliente aldea y pinta el mundo. Eso incluye a la Argentina, claro.
El escritor, además dramaturgo y guionista del gran cineasta Teo Angelópoulos (1935-2012) en películas bellas e inolvidables como La mirada de Ulises, muestra cómo la buena literatura (en este caso la novela negra) informa, da testimonio del mundo, trasciende la anécdota, cava en la profundidad de los acontecimientos de su tiempo y lanza interrogantes esenciales hacia el futuro. Desnuda y endereza lo que a menudo otros medios tuercen y encubren. Es una información que perdura más allá del barullo inmediato y perecedero, ilumina la mente y nutre el alma.
La saga de Jaritos (sus primeros seis títulos son Noticias de la noche, Defensa cerrada, Suicidio perfecto, El accionista mayoritario, Muerte en Estambul y Liquidación final) revela la obscenidad de tantas injusticias y también la estupidez con que las sociedades se infligen a sí mismas heridas mortales y luego, sin entender ni aprender, buscan culpables ajenos o
externos. A miles de kilómetros de distancia, leyendo con ojos y mente abiertos, en la obra de Márkaris surgen ecos de nuestra propia realidad. Eso si se eluden preconceptos y relatos fanáticos (algún ministro de Economía o alguna jefa de Estado que hablaron de Grecia en estos días no entenderían una letra de estas extraordinarias
novelas).
Márkaris es autor también de breves e imperdibles ensayos recopilados en La espada de Damocles. Allí aborda lo que ocurre cuando Estado y ciudadanos compiten en irresponsabilidad, en consumo y en ver quién gasta más sin hacerse cargo de las consecuencias. Habla de los costos morales y culturales de las crisis y de los hondos e irreparables resentimientos que siembra la política cuando se convierte en un negocio. Sin quererlo, hay escritores que son profetas. Dicen lo que muchos callan o trastocan. La más reciente historia de Jaritos se titula Hasta aquí hemos llegado. Y, quien más quien menos, así estamos.
*Escritor.