En los albores de la gestión de Cambiemos, a inicios de 2016, la entonces canciller Susana Malcorra detallaba entre los diez ejes de política exterior la necesidad de construir una relación inteligente y madura con EE.UU. Reflexionando sobre la política exterior argentina, algunos analistas han señalado que ella debería apuntar a la diversificación de las relaciones con el objetivo último de construir poder, riqueza y autonomía; apuntando al sistema internacional en su conjunto, sin reducir sus relaciones a uno o pocos actores. Esta es la interdependencia de la que ya hablaba Macri en su primer discurso en las Naciones Unidas, en septiembre de 2016: “el siglo XXI nos pone frente a un desafío constante: adaptarnos a las nuevas realidades de la interdependencia mundial.
La construcción del orden internacional moderno es una tarea permanente en la que todos somos protagonistas”. Este realismo, más que pragmatismo, tiene su razón en que, a los países intermedios, como la Argentina, les conviene un mundo en el que haya múltiples centros de poder. En su discurso en el 73° periodo de Sesiones de la Asamblea de las Naciones Unidas, el presidente reforzó la idea de una Argentina integrada al mundo, como protagonista y como socio confiable, con una identidad democrática y multilateral.
La teoría nos muestra que los Estados trazan su estrategia de acción según los desafíos que presenta el sistema internacional en cada momento. Estas estrategias son parte de una ideología y plan de cada Estado para posicionarse respecto a los demás países y, sobre todo, para delimitar el marco de acción en cuanto a los acuerdos comerciales, políticos y de cooperación que creen conveniente llevar a cabo para el país. En la coyuntura actual, de negociación con el FMI, la relación de la Argentina con Estados Unidos tiene un papel preponderante, siendo este último el jugador con mas peso en el directorio del FMI. Horas antes de su presentación en la ONU, el presidente recibió -en la cena de gala organizada por el Atlantic Council- el premio Global Citizen Award, que reconoce el trabajo de los líderes mundiales que contribuyen a la cooperación internacional. En ese encuentro, Macri sostuvo que “estamos haciendo los deberes. Estamos solucionando problemas estructurales de los últimos quince años, tales como el déficit fiscal, retomando el estado de derecho, la independencia del poder judicial y especialmente luchado contra la corrupción.” También resaltó que su gobierno ha apostado por la integración estratégica y las relaciones maduras con el mundo. En la ONU se refirió a la “inserción inteligente”.
En este contexto se inserta el discurso de Macri, en el que remarca una vez más la necesidad de un mundo multilateral, señalando que el “multilateralismo es fundamental”. Por otro lado, destacó el reclamo legítimo e imprescriptible sobre las Malvinas e hizo referencia a la construcción de confianza mutua con Gran Bretaña.
El tema ausente, que se esperaba que el presidente hiciera referencia, fue el acuerdo con el FMI. Macri dedicó buen tiempo de su alocución al problema que atraviesa Venezuela y a la lucha contra el terrorismo. Retomando una vez mas la idea de una América Latina como zona de paz.
*Profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador.
