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crisis 2018

Un préstamo de imagen pública

La comunicación, eje central de Cambiemos, es puesta a prueba tras el anuncio del presidente Mauricio Macri.

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Macri. Esta semana habló solo y con formato de cadena nacional. | imagen de tv

Existe una secuencia de conceptos en el relato muy bien estructurada. Se diría siempre la verdad, se estaría dispuesto al diálogo y lo que hoy ocurre sería consecuencia del pasado reciente. Para cada episodio, sea este maravilloso o complejo, aparecería la oportunidad de desplegar el manual de legitimidad de Cambiemos en busca de un rédito público. Este ejercicio repetido y controlado para todos los voceros, está encontrando un final. Aunque parezca que va a rogar dinero al FMI, por estos días el gobierno nacional anda en realidad a la búsqueda de un préstamo de imagen pública. Las facilidades para ese crédito parecen más complejas que hace unos meses.

Macri se tomó un tiempo inexistente, pequeño, absurdo en su extensión. Habló solo y con formato de cadena nacional en el salón blanco de la Casa Rosada, casi como un mensaje navideño de 2001. En su microexposición informativa usó igualmente los términos que especifica el manual de Cambiemos con “el desastre que nos dejaron” y “no mintiéndoles como tantas veces nos han hecho”, pero aquí sin hacer referencia al diálogo. En lugar de expresar interés en las otras voces, Macri se muestra como un hombre convencido y que reemplaza ahora la imagen de coordinador de la complejidad política, por una tozudez que combate a los inoportunos. En estos tiempos de adversidad, la sociedad comienza a castigar la desaparición de la supuesta cooperación y la insistencia sin cambio. Macri habla solo en cámara, sin nadie, sin ministros, representando a un gobierno aislado.

La búsqueda de FMI debe ser también observada como una acción autónoma que consolida el distanciamiento del gobierno central con casi todos los actores, incluso los de la propia coalición. El poco éxito en la búsqueda de financiamiento en el mercado resulta justamente en una por ahora derrota a un formato de gestión de la economía que responde a lo que Macri y su equipo consideran y no el resultado de acuerdos entre los protagonistas del país. Para la oposición ofrecen solo el veto de sus leyes y para sus votantes el insistente aumento de tarifas. El límite entre el convencimiento del rumbo pese a las adversidades y la capacidad de la sociedad de soportarlo se está borrando.

Para los argentinos el FMI representa crisis, igual que el dólar que representa pánico. A los días de la subida feroz del dólar y de la sensación de descontrol, el Gobierno pide dinero de nuevo al Fondo Monetario Internacional para calmar a los mercados, y mientras intenta que éstos dejen los números en paz, la paz colectiva entra en desazón. Esta acción tiene algo de denigrante, y quien ha sido experto en comunicar, en usar las nuevas tecnologías y supuestamente aprovecharse de las redes, avisa que se viaja a ver a Christine Lagarde en un mensaje con estética de 1988 y además mínimo. En realidad, en la exposición de Macri, en su formato, está el reconocimiento de la gravedad de la situación. No hay mucho para decir.

El tiempo ahora corre desde el presente hacia adelante. Cambiemos logró utilizar con éxito la fórmula de que el presente en desgracia era en realidad la consecuencia de la era pasada reciente. Sin embargo, estos días parecen todos autóctonos. En la ausencia de ese componente de diálogo, en la insistencia del convencimiento, Macri ha logrado dejar en claro qué cosas son propias de él y ya no de la herencia. Marcos Peña insiste en su conferencia de prensa con el kirchnerismo, y a diferencia de Macri habla del diálogo, pero vuelve hacia la oposición como irresponsable e insiste sobre el convencimiento de que éste es el único rumbo.

Cambiemos enfrenta de manera creciente el riesgo de la insistencia y el castigo por la terquedad y hasta el FMI, en vez de tener lógica económica y financiera, parece la culpa que hay que pagar por la obstinación de quienes dirigen la gestión.
La gestión de Cambiemos se enfrenta al desafío urgente de renovarse en símbolos y en discurso. Las palabras y estrategias que hasta ahora funcionaron se han ido junto con el valor del peso frente al dólar y el dólar además, sigue moviéndose. Nunca estuvieron tan solos como en estos días.

*Sociólogo.

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