El kirchnerismo entregará el poder con una economía en fase de “vacas flacas”. La tasa de crecimiento promedio estimada del período 2003-2015 es importante y fue conseguida sobre todo en los primeros años de gestión. Las únicas recesiones del período ocurrieron en 2009 y en 2014. No sabemos qué ocurrirá en 2015 aunque hay una probabilidad elevada de que la recesión continúe. Se trata de una hipótesis que plantea que no tendremos una crisis severa en este final de ciclo, sino en todo caso un año más con estanflación.
La crisis de 2009 se debió a un shock externo por la recesión mundial. A fines del 2008 se complicó mucho el mundo a partir de la crisis subprime de Estados Unidos agravada por el colapso de Wall Street. El enfriamiento de los países desarrollados, que no afectó a China, pero le hizo bajar un cambio, supuso menor demanda de commodities. Bajaron mucho los precios internacionales y en particular la soja que es la mitad de nuestra cosecha. Se complicó más el panorama en 2009 por factores climáticos asociados a la sequía. En definitiva una caída de los términos de intercambio que afectó al ingreso de dólares de la cosecha y por lo tanto repercutió en el crecimiento. Se sumó entonces la natural incertidumbre de un país que representa sólo el 0,4% del PBI mundial frente al contexto internacional. Cayó mucho la inversión y se redujo el consumo por el temor.
Esta economía estancada del 2009 en parte fue responsable de la mala elección del oficialismo. Se salió rápido de esta recesión asociada a la crisis subprime que vino claramente de fuera. A partir de entonces el mundo jugó a favor de Argentina, si bien el oficialismo planteó siempre un efecto adverso. No fue un escenario ideal, pero el crecimiento moderado de los países centrales y bajas tasas de interés de la Fed y del BCE contribuyeron a lo que Lucas Llach llama el índice de la suerte.
Lo que se proyecta para 2014 es distinto. Toda la región, menos Venezuela y la Argentina que descenderán este año 1%, está creciendo no a gran ritmo, pero de modo sostenido. Esta recesión es fruto de la mala praxis de los policy-makers locales y está asociada al agotamiento del modelo populista. La macro se quedó sin empuje, no hay confianza y cae la inversión. El consumo se frena por la incertidumbre, por la inflación mayor, por la caída del empleo privado. Tenemos una macroeconomía en estanflación. Este descenso en el nivel de actividad se profundiza por la suba de tasas de interés para dar una señal de ortodoxia. Mayor tasa de interés implica menor inflación y paz cambiaria. El dilema del corto plazo es actividad vs. inflación.
Si la soja cayese como en 2009 la recesión sería mucho peor este año con la “doble Nelson” del frente externo e interno. Dado el contexto actual puede ser que remontemos en 2015 por el descuento por parte de los inversores de la llegada de un nuevo gobierno que modifique expectativas. Es un escenario posible, me inclino más por una recesión equivalente a la actual en 2015 que afectará al candidato que el oficialismo defienda en octubre. Se trata en definitiva de dos recesiones totalmente distintas en su origen, muy lejos ambas de episodios de gravedad como los vividos en 1989 o 2002. Hay mucho margen para salir a flote a partir de 2016, antes lo veo difícil porque los médicos a cargo, con la excepción del BCRA, no están a la altura de la operación que se debe encarar y ya llegaron tarde.n
* Director del área Economía del IAE.