COLUMNISTAS

Una experiencia para aprender

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Este momento es doloroso y cruel, pero hay cosas que quizás en el fútbol argentino se puedan aprovechar de esta experiencia mundialista. Por supuesto que siempre es mejor pensar desde el triunfo que desde la derrota.

Al dolor de la frustración lo pienso desde los protagonistas, los jugadores. No debe ser fácil asumir que se fue superado muy bien por Alemania, pese a que en la cancha se dejó todo.

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La realidad es que uno se pone a pensar en los futbolistas y entiende en qué lugar puede haber broncas. Porque esta Argentina es una acumulación de individualidades. Qué difícil debe ser asumir esta idea sostenida desde el triunfo, en la supuesta idea de que las individualidades están por sobre el equipo.

Argentina no supo a qué jugar y esperó a que sus estrellas, como en el partido con México, le resolvieran el asunto. Pero del otro lado hubo un conjunto que sí supo a qué quería jugar.

Porque Alemania fue, ante todo, un equipo. La ventaja se puso de manifiesto en el campo de juego. Fueron muy pocos los pasajes en que Argentina pudo igualar la tendencia del partido. Porque cuando tuvo la pelota no pudo igualar a Alemania. Básicamente, porque le faltó fútbol. Nos enfrentamos a un equipo que cuando cruza la mitad de la cancha tiene decisión y que, además, sabe aprovechar los espacios que más le molestan al rival. Porque en los primeros 15 minutos Alemania podría haber definido el partido. Pero sin embargo demoró por imprecisión propia.

Argentina nunca incomodó, Messi tenía que bajar muchos metros para buscar la pelota y además en la mitad de la cancha estaban muy mal cubiertos los espacios.

La Selección no lateraliza porque no cuenta con jugadores de esas características, y ahí salen perjudicados, por ejemplo, Heinze y Otamendi, que pagó por inexperiencia.

Sumado a eso está Di María, que nunca explotó, que no demostró esa gambeta que ha llamado la atención de muchos. Todo eso influyó en que después Messi tuvo que bajar a buscar la pelota y empezar a gambetear. Pero terminó siendo presa de un equipo que nunca fue un equipo.

Después de escuchar la conferencia de Maradona me replanteo muchas cosas. Diego apeló a una frase: “Hicimos el fútbol que le gusta a la gente”. Tengamos memoria: desde hace muchos años que se tira esa frase, el poder absolutamente hegemónico de los entrenadores que se hicieron socios del negocio, más los periodistas que acompañaron a los entrenadores y los dirigentes de nuestro fútbol que hoy son la cabeza de todo esto son los que salieron a ridiculizar ese concepto.

En la Argentina hace mucho tiempo que se cagan en la gente, porque si no, no se tomarían muchas de las determinaciones que se toman. Todo esto se da por la cantidad de dirigentes obtusos que hay, que son los que manejan todo. Después, conmovidos hasta con lágrimas, nos llenamos de pudores y apelamos al pasado. Y por respeto a ese pasado, tenemos que exigir que esto cambie.


*Periodista.