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VERSION K

Una muestra de sectarismo

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La Secretaría de Cultura de la Nación ha montado una muestra en el Palais de Glace denominada Homenaje al pensamiento y al compromiso nacional (para mayor información y fotos sobre la misma, ver la aguda nota de Tomás Abraham en PERFIL del 27/3). Según palabras de los organizadores en el folleto introductorio: “Reflexionar sobre el pensamiento nacional es repensar la historia argentina desde el compromiso de los hombres y mujeres que ayudaron con sus ideas, talento y militancia a construir de manera invalorable esta corriente de pensamiento en nuestro país”. Primera observación: el pensamiento y el compromiso nacionales aparecen aquí subsumidos en una “corriente” particular. ¿Lo que queda fuera de ella sería, entonces, lo no nacional o, como se escucha con frecuencia, lo “antinacional”? Para despejar cualquier duda que pudiera surgir, el folleto sigue diciendo: “El recorrido que proponemos relata la historia personal, intelectual y política de militantes comprometidos con la causa del pueblo…”. De aquí se deduce que el pueblo en singular tendría una causa única, encarnada en un conjunto de figuras que, según agrega, “fueron protagonistas de una propuesta audaz y a la vez muy simple: pensar en nacional”.

Para desentrañar qué significa para los organizadores “pensar en nacional”, avancemos sobre las figuras homenajeadas. Están divididas en cuatro categorías: pensadores nacionales (8), luchadores de la causa nacional (8), artistas comprometidos (6) y “los que concretaron sus sueños” (3). Más allá de la arbitrariedad de la selección (¿por qué están esas figuras y no tantas otras posibles?) y de su clasificación (¿cuál es la frontera entre pensadores y luchadores?, ¿el compromiso es monopolio de los artistas?, ¿todos ellos deben esperar que un tercero concrete “sus sueños”? ), un recorrido de la muestra sin duda aclara el sentido de “pensar lo nacional” y nos lleva a la segunda observación. Los incluidos en las tres primeras categorías son hombres (las mujeres mencionadas en las primeras líneas del folleto quizás hayan quedado para otra muestra…), pertenecientes a un campo ideológico político de límites algo difusos pero claramente encuadrado en el nacionalismo en su versión llamada “de izquierda”. Este nacionalismo se equipara así a lo nacional, en una operación clásica de legitimación de un grupo particular a partir de su identificación con el conjunto de la nación argentina.

En la muestra misma, el círculo central del espacio que ocupa está en gran medida dedicado al cuarto grupo –“los que concretaron sus sueños”–, que se reduce a tres personas: Evita (así nombrada), Juan Domingo Perón y Néstor Kirchner. Cristina Fernández también tiene su fotografía gigante y sus palabras reproducidas en ese círculo áulico, pero sólo en su calidad de jefa del gobierno al que responde la Secretaría de Cultura. Con este remate, la muestra adquiere todo su sentido político: la filiación del actual gobierno con una genealogía específica, que pretende encarnar lo nacional y “la causa del pueblo”. Tercera observación: la superposición entre peronismo y pueblo/nación no es para nada novedosa y ha sido, junto con ecuaciones semejantes por parte de otros grupos, fuente de intolerancia y autoritarismo a lo largo de la historia contemporánea argentina. Después de la dura realidad de la dictadura caída en 1983, ese tipo de versiones excluyentes de lo nacional y las acciones asociadas a ellas parecían haberse dejado atrás en beneficio de nociones más heterogéneas de la nación y prácticas más pluralistas en la vida política. Sin embargo, aquí estamos otra vez. El hecho de que en esta muestra el peronismo quede recortado en versión K no modifica la naturaleza sectaria de la operación. Para que quede bien claro lo que están proponiendo, los organizadores han incluido un jueguito que, a la manera de los juegos electrónicos pero en pantalla gigante, consiste en tratar de voltear y desintegrar, con una pelota real, un gorila virtual. La moraleja es simple: el que no piensa como ellos ya sabe lo que le espera.

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*Historiadora.