El último discurso anual del presidente Dmitri Medvédev ante la Asamblea Federal parecía destinado a un país desarrollado, próspero, pero no a la Rusia real de la actualidad.
Rusia celebrará elecciones presidenciales en 2012. Pero lo que suceda en 2011, en mi opinión, será aún más importante que la elección misma. La evolución de la sociedad rusa podría transformar la política, pese a los que niegan el cambio o los que clasifican a Rusia como un “autoritarismo incorregible”. Para que eso suceda, debe desarrollarse un nuevo programa.
Hace una década, la defensa de la integridad territorial de Rusia y el restablecimiento de la gobernabilidad encabezaron la lista de prioridades. La gente apoyaba a un presidente, Vladimir Putin, quien se dedicó a la “estabilización” del programa. Podemos debatir los medios que eligió y medir su éxito, pero los desafíos “existenciales” de Rusia fueron largamente superados.
El progreso en la estabilización del país resaltó los problemas no resueltos de Rusia, los que se agravaron por la crisis financiera internacional, aunque ésta no fue su causa. Después de todo, la Rusia basada en los recursos naturales, en la desindustrialización y con una economía impulsada por el consumo es resultado de decisiones estrictamente locales. Tampoco fue la crisis la que hizo incrementar la corrupción, que afecta al Estado en todos los niveles, o la que provocó que Rusia pierda su dinámica democrática.
Nosotros, los rusos, nos atamos al petróleo y al gas, olvidando que estos recursos no van a durar para siempre. Pero, aun con un mercado mundial favorable, esto no logró resolver el problema de la pobreza en la que millones de rusos todavía viven.
Todos los problemas de Rusia se deben a la política. Necesitamos un entorno democrático, competitivo, iniciativas en todos los niveles, una sociedad civil activa, y un control público real. Sólo bajo tales condiciones podrán solucionarse problemas.
Pero, a partir de 2005-2006, las autoridades implementaron medidas que hicieron imposible responder ante los problemas. La decisión de nombrar, en lugar de elegir, a los gobernadores regionales, por ejemplo, creó un sistema político cerrado a los comentarios de la sociedad. La élite política comenzó a buscar sus propios intereses.
Este verano boreal, mientras los incendios forestales azotaban las afueras de Moscú, el aislamiento de la élite tuvo un carácter amenazante. Pero algo más pasó: la sociedad se hizo más exigente, reconociendo sus propios intereses y sabiéndolos expresar.
Aunque las tradiciones de la autoorganización en la sociedad rusa no son profundas ni fuertes, el movimiento se hizo visible para todos. Los activistas de los movimientos públicos, periodistas, ecologistas, empresarios y personas comunes que habían sufrido la tiranía y la corrupción de los funcionarios públicos comenzaron a unirse. Las autoridades han reconocido esto, al menos en algún grado. (…)
Acojo con satisfacción el énfasis de Medvédev en las preocupaciones sociales y su retórica antiburocracia. Pero es sólo un primer paso hacia la formulación de una agenda nueva para Rusia, de la cual el primer punto debe ser una renovación y la aceleración hacia la democracia real y efectiva.
Entre estas prioridades, una de las más importantes es la educación. Hemos llegado a un punto en el que el requisito constitucional de educación universal, libre y gratuita es una ficción. La sociedad también exige mecanismos eficaces para la lucha contra la corrupción, que se está convirtiendo en un grave problema político, precisamente porque se ha ampliado la brecha entre el pueblo y las autoridades.
El nuevo programa debe incluir un componente económico fuerte. Remendar los agujeros en el Presupuesto y las iniciativas individuales no son suficientes para garantizar la renovación económica. Rusia necesita ir hacia una economía basada en el conocimiento, y que sea ecológicamente sostenible.
Estoy convencido de que Medvédev debe ser el líder en el proceso de formular esta nueva agenda para Rusia, que debe comenzar este año. La sociedad lo apoyará.
*Ultimo presidente de la URSS.
Copyright: Project Syndicate, 2010.