A principios del año 2009, un grupo de amigos entrados ya en la séptima década de nuestras vidas, ninguno periodista, nos propusimos llevar adelante un proyecto periodístico on line. Nos motivó la preocupación por lo que veíamos como la distancia cada vez mayor entre lo que se dice y los hechos o los datos que se suponen deberían ser el sustento de la discusión pública. Sea por motivos políticos, ideológicos, por intereses particulares o simplemente por indolencia o negligencia de quienes deben comunicar, se facilita así el avance de los prejuicios y el consecuente deterioro de la calidad del debate y la democracia. Recordábamos que muchas aventuras totalitarias aprovecharon la aceptación paulatina de esta brecha entre los hechos y los dichos, la confusión entre opinión e información como algo natural, para instalarse como opción superadora a los mecanismos democráticos.
El modelo que teníamos a mano era www.factcheck.org, un sitio creado por Brooks Jackson, antiguo periodista de la CNN, con apoyo de la Universidad de Pennsylvania y un endowment de la Annenberg Foundation, para verificar el discurso de los políticos norteamericanos. Con la ayuda de nuestra primera asistente, una joven periodista chilena, detectamos otros sitios similares Les décodeurs de Le Monde, Channel 4 News Fact Check, http://www.channel4.com/news/factcheck/ y Politifact http://www.politifact.com/truth-o-meter/.
Sobre esa base en octubre de 2010, superando leales pero no por ello menos airados debates internos, abandonos e incorporaciones al grupo original, falta de tiempo y los fondos que aportamos como “ángel capital”, incorporamos a un pequeño grupo de jóvenes periodistas –algunos muy jóvenes– y lanzamos al cyberespacio Chequeado.com. La verificación del discurso público.
A diferencia de aquellos modelos, nos propusimos observar y verificar, no sólo los dichos de los políticos o gobernantes, sino los de personajes formadores de opinión y los de los propios medios. También incluimos entre nuestros objetos el de incorporar los temas que no están en la agenda pública y merecen estarlo, lo que llamamos “los titulares que no fueron”, ciertas secciones más “divertidas” o livianas como la revisión de famosos mitos y fraudes y la que interroga al lector respecto de “quién dijo...” que puede deparar sorpresas a más de uno. Para aquellos lectores –sobre todo jóvenes– que no leen los periódicos impresos, la sección El Explicador intenta describir lo menos sesgadamente posible las líneas básicas de los temas de la actualidad o la discusión pública.
Por el momento, nos centramos en los temas locales aunque insistiendo en la necesidad de ubicarlos, todas las veces que se pueda, en el contexto del escenario internacional: algunas veces la “excepción” argentina no es tan excepcional como pareciera serlo desde la visión parroquial, muy arraigada en el discurso político y mediático común en nuestras comarcas.
Otra diferencia –lamentablemente no menor– con nuestros modelos originales es que no gozamos del apoyo de fundación o universidad alguna, ni pertenecemos a medios gráficos ni audiovisuales. Dependemos por el momento de nuestros esfuerzos y del apoyo de individuos o instituciones que compartan esta preocupación por la calidad y la veracidad de lo que se dice en el debate público.
Contamos, eso sí, con el beneplácito de periodistas de nota, comenzando por la propia gente de Factcheck.org, que ya nos confesó su propósito de apoderarse de algunas de nuestras ideas, y de personalidades del ámbito local, entre las cuales destacamos a Robert Cox y Roberto Guareschi, quien nos dedicara una columna en estas mismas páginas.
Por el momento, creemos estar avanzando en el intento con que abrimos nuestra Declaración de Principios: “Defender el derecho ciudadano a contar con una información basada en hechos, y no en preferencias ideológicas, en prejuicios, o intereses sectoriales cuando éstos no son explícitos, o en simple ignorancia, negligencia o superficialidad”.
*Socio fundador de Chequeado.com