El proceso eleccionario del 27 de octubre fue histórico. Por primera vez el 90% de los resultados de las mesas de votación fue difundido a las 22.30. Poniendo a un lado el aspecto político de la elección, podemos celebrar que la administración del proceso fue exitosa y que el nuevo modelo de escrutinio provisorio superó todas las expectativas.
La rapidez y transparencia de los resultados fueron fundamentales para generar confianza y tranquilidad. Tras las PASO de 2019, la encuestadora MFG Consultores registró que el 73% de los electores a nivel nacional calificaba como “bueno” o “muy bueno” el procedimiento seguido para el escrutinio provisorio. En medio de un ambiente político polarizado, generar resultados confiables tiene un valor incalculable. Hoy, los argentinos podemos sentirnos orgullosos del significativo avance registrado en este ciclo electoral 2019.
Para poner las cosas en su debido contexto cabe recordar las elecciones de 2015. A las 22.30 de las elecciones primarias de 2015, solo estaba cargado el 9,92 % de los telegramas. En las PASO 2019, a la misma hora, estaba procesado el 74,76%. En las generales de 2015, tan solo se había cargado el 39,1% de los telegramas a las 22.30, algo que contrasta radicalmente con el 91,30% de este año a esa misma hora. La mejora es innegable.
Mucho se habló de una supuesta falta de seguridad de la tecnología. De códigos fuentes ocultos, de telegramas que iban a cambiar mientras se transmitían, de maniobras fraudulentas, de manejo discrecional de datos y de ocultamiento. Como sucede con muchos otros temas de la vida nacional, el provisorio cayó en la consabida grieta. La objetividad en el discurso se perdió y lo que debería haber sido una discusión técnica se politizó. Afortunadamente, quedó demostrado con hechos inobjetables que todo esto no era más que desinformación.
En agosto, el escrutinio definitivo de las PASO dio una diferencia mínima respecto al provisorio. No tengo duda alguna que sucederá lo mismo con las generales. Esto viene a corroborar que las reformas implementadas por las autoridades y que la robustez del sistema de Smartmatic fueron claves para dar un salto de calidad.
El hito que hoy celebramos comenzó a gestarse hace meses cuando Correo Argentino llamó a una licitación pública para incorporar tecnología de avanzada en etapas cruciales del proceso eleccionario. Las autoridades buscaban que la transmisión del telegrama fuera realizada desde el mismo lugar en el que los ciudadanos emitían su voto. Así, se evitaría el transporte físico de los telegramas que hacían tradicionalmente los empleados del Correo.
A través de dos licitaciones públicas, Correo Argentino seleccionó a la empresa que facilitaría el nuevo modelo de escrutinio provisorio. Smartmatic ganó ambos concursos por cumplir con todas las exigencias técnicas, demostrar amplia experiencia en este tipo de proyectos, y además, por ahorrarle al Estado un 45% de inversión respecto a los años anteriores. Smartmatic cumplió su misión.
La implementación de tecnología para mejorar procesos eleccionarios no es un capricho de las autoridades, es una necesidad de los organismos que administran estos procesos tan complejos. Es una realidad que se hace cada vez más palpable alrededor del mundo entero. Lo sé porque cada vez son más los países que están incorporando tecnología en diferentes fases del proceso: Dinamarca, Estonia y Bélgica.
Los Angeles, Londres, y muchos más, son clientes actuales de Smartmatic.
*Directora de Comunicaciones de Smartmatic.