Los mercados financieros siguen optimistas. El Reino Unido y los EE.UU. comenzaron a vacunar contra el Covid y la elección de Biden fue convalidada por los colegios electorales, aunque Trump y personas cercanas a él todavía no reconocen esa realidad.
En ese marco suben las bolsas, el dólar está más débil, las tasas de interés implícitas en los bonos del Tesoro de EE.UU. a 10 años son inferiores al 1% y las commodities suben.
En cuanto al “efecto Niña” hasta ahora es débil, a tal punto que puede decirse que hay un cierto viento de cola para la Argentina. Solo en unos pocos meses de 2007-08 y entre 2010 y 2014, el precio de la soja se sostuvo en niveles mayores a los actuales. Pero es difícil que su duración sea tan prolongada como la anterior.
Debe quedar claro que este optimismo se sostendrá sólo si la vacunación avanza rápidamente y se muestra efectiva. También dependerá de que la asunción de Biden se concrete el 20 de enero, tanto por la señal de continuidad del sistema político de los EE.UU. como por la mayor probabilidad de una aprobación rápida del plan de estímulo a la economía, acompañado por una política monetaria no contractiva.
En materia de comercio exterior y relaciones económicas internacionales el panorama es más desafiante. Se espera que aminore la tensión con China, pero no será fácil dado el nuevo desafío que plantea a los EE.UU. el anuncio reciente del acuerdo de libre comercio RCEP que, en tiempos de Obama, incluía a los EE.UU., y cuenta con cerca de un tercio del PIB y de la población mundiales.
Las proyecciones del FMI fueron algo más optimistas. Entre los países relevados, la Argentina es el de peor desempeño en el bienio 2019-21.
Este mes se conocieron las proyecciones de la OCDE, algo más pesimistas. Serán relevantes las proyecciones del FMI en enero próximo para tener un plano más claro.
Los cambios del último mes en la evolución de variables relevantes para seguir la coyuntura de la economía global desde el inicio de la Covid-19 muestran que la depreciación del dólar continúa, a ritmo suave y en parte por la expectativa de tasas de interés aún más bajas luego del triunfo de Biden. De manera acorde, las bolsas y las commodities se mantienen firmes, especialmente el cobre y los granos, en este último caso, por la suavidad del efecto “Niña”, hasta ahora.
Si las vacunas avanzan con rapidez y eficacia, el mundo se mostraría menos hostil para la Argentina, ayudando a la negociación en marcha con el FMI. Por cierto, tal ayuda sería más contundente si el gobierno anunciara un plan de desarrollo de “productividad inclusiva”, sorprendiendo a propios y extraños.
La Argentina necesita, y puede, aunar el aumento de la productividad al de la inclusión, con un crecimiento significativo de la inversión en capital físico y humano, que cree empleos formales como herramienta fundamental para abatir la pobreza. Cuesta entender su ausencia. n
*IEM - IAE Business School de la Universidad Austral.