El 23 de mayo de 2020 desde PERFIL, en la nota ¿Tienen nacionalidad las vacunas?, planteábamos que “la búsqueda de la vacuna que impida que el virus se transforme en endémico –es decir que exista en forma permanente– es un objetivo que busca toda la humanidad. Pero a medida que transcurre la pandemia, se ha ido transformando cada vez más en emprendimientos nacionales, como está sucediendo con el conflicto por la hegemonía tecnológica y la carrera espacial”.
La última reunión del G20, organizada desde Japón el 27 de noviembre de 2020, mostró a Ángela Merkel afirmando, respecto a la cumbre virtual realizada seis meses antes al comenzar la pandemia, que “la verdad es que no hemos hecho nada”, refiriéndose a la falta de acciones concretas para el mundo emergente. El discurso del secretario general de la ONU, António Guterres, reclamando la constitución de un fondo para financiar las vacunas de los países pobres, no tuvo ningún efecto concreto. Como es lógico, las vacunas de China y Rusia tienden a centralizar el mundo emergente y la de Estados Unidos y sus asociados a hacerlo en el mundo desarrollado.
Pero diciembre mostró una frenética carrera de las vacunas en función de su nacionalidad, dominada por el egoísmo del mercado. Potencias globales como Estados Unidos, China y Rusia participan con sus vacunas en esta competencia y participan diversos consorcios, por lo general en el marco del mundo occidental.
El fondo que la reunión virtual de emergencia del G20 en el mes de abril había organizado para que los países más pobres pudieran acceder a las vacunas, está desfinanciado.
Como se señaló en PERFIL el pasado mes de diciembre, la “pre-compra” de vacunas por los distintos países confirma que cada uno desarrolla una política exclusivamente nacional respecto a la adquisición de vacunas. Un indicador importante para verificarlo es qué cantidad de vacunas en relación a su población han pre-adquirido los distintos países (un estudio que realizó el Global Health Innovation Center de la Universidad de Duke). Canadá ha adquirido cinco veces más vacunas que su población, es decir que por cada canadiense habrá disponibles cinco dosis. La proporción en Estados Unidos es de algo más de cuatro veces y prácticamente la misma en el Reino Unido. La Unión Europea en su conjunto adquirirá un 250% más de vacunas que su población, es decir 2,5 vacunas por cada habitante del bloque, mientras que la proporción en Australia es de 230%. Hasta acá son todos países del mundo occidental desarrollado. En los países del Asia desarrollada, la compra fue mucho menor. Hong Kong y Japón adquirieron algo más de una vacuna por habitante, Corea del Sur 0,7 y Taiwán 0,6. En el Asia en desarrollo, India también registra compras por la mitad de su población e Indonesia por el 80%. Ningún país pobre ha adquirido vacunas para una parte importante de su población, mientras que la mayoría no ha adquirido ninguna.
América Latina integra el mundo occidental y tiene sus mayores niveles de infección, pero por sus niveles de adquisición de vacunas se encuentra en una situación relegada en el contexto occidental.
Frente al Coronavirus, con el mundo más globalizado de la historia, la mundialización del virus se hace más intensa y extendida. Pero la respuesta es “nacional”: son los gobiernos de cada país los que determinan y ejecutan las políticas. Aun en la región del mundo más integrada, como es la Unión Europea, las respuestas han sido muy diferentes en los distintos países, como también son diferentes los niveles de infección y letalidad.
Vimos cómo la pugna entre EE.UU. y China por el predominio global, en lugar de atenuarse durante la pandemia, se ha exacerbado. EE.UU. acusó a China inicialmente de ser la causa del desastre humanitario que se ha desatado y la última dijo que las tropas estadounidenses desplegadas en Asia fueron las que llevaron el virus a esa región.
En definitiva, un mundo más egoísta no es inevitable, pero puede ser probable si los líderes nacionales apuestan menos por la cooperación y más por el conflicto y la competencia.
*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.