COLUMNISTAS
opinión

Varios temas

El libro narra la radical transformación de Río de Janeiro, iniciada en 1903 por Pereira Passos.

Llamado a la solidaridad al canal Hola TV: todos los capítulos que vienen dando de Las reinas del shopping son repetidos. ¡Pónganse las pilas! Sin poder ver nuestro programa favorito, desolado, no me queda otra opción que consolarme aquí, entregarme como lo hago a la pasión de escribir este entretenimiento dominical, reflexionar sobre la cultura y los libros. Así que eso paso a hacer a partir de ahora. O mejor dicho no, o tal vez sí, no sé… Quiero decir, no sé por qué, pero me vino a la memoria un viejo chiste de infancia que todavía me sigue causando gracia: un señor abre una pescadería y coloca un cartel que dice “Pescadería vende pescado fresco”. Pasa un amigo y le dice “¿Para qué ponés ‘fresco’? Es obvio que el pescado es fresco”. Coloca entonces un nuevo cartel que dice “Pescadería vende pescado”. Pasa otra vez el amigo y le dice “¿Para qué ponés ‘pescado’. ¿Qué va a vender una pescadería?”. Pues pone un nuevo cartel que dice “Pescadería vende”. Pasa nuevamente el amigo y le dice “¿Para qué ponés ‘vende’? Es obvio que las pescaderías venden”. Finalmente deja un gran cartel que dice simplemente “Pescadería”. Pasa por última vez el amigo y le dice “¿Para qué ponés ‘pescadería’… ¡Si por el olor todos se dan cuenta que es una pescadería!”.

La metáfora del chiste del pescado bien podría equipararse con la alegoría del despojo, del minimalismo que caracteriza a buena parte del arte moderno. Aunque no me animaría a señalar que la obra de Malévich participe de esa tradición (más bien creo que el negro sobre negro no implica un encogimiento del sentido, sino lo opuesto, un surplus de significados abiertos) sí me animaría a afirmar que la biografía de Heiner Stachelhaus “Kasimir Melewich –Sic- Un conflicto trágico”, es aceptable (solo eso) y que durante un tiempo se encontraba a un precio módico en las grandes librerías salderas de la avenida Corrientes. Publicado por las ediciones Parfisal, especializada en biografías al paso (entre las que se encuentra el decepcionante Jerry Lewis por Jerry Lewis, que compré en cuanto lo vi, que leí esa misma tarde, y que olvidé de inmediato) contiene un pliego central de fotos, alguna de las cuales –como todas las de la Rusia revolucionaria– todavía me conmueven. Recuerdo también un gran libro de Malévich –La pereza como verdad inalienable del hombre– en el que se leen perfectas frases, como ésta: “Yo siempre he pensado que debería ser exactamente al contrario: el trabajo debe ser maldito, como enseñan las leyendas sobre el paraíso, mientas que la pereza debe ser el fin esencial del hombre. Pero ha ocurrido al revés. Es esa inversión lo que yo quisiera poner en claro.”

No sé tampoco por qué, pero después recordé A alma encantadora das ruas, de João do Rio, publicado en 1910. Gran cronista urbano, describe el mundo de Río de Janeiro desde la figura del peatón, el pasante, el trabajador, las clases subalternas. El libro narra la radical transformación de Río de Janeiro, iniciada en 1903 por Pereira Passos, desde las barriadas marginales, las calles laterales, pero también desde la experiencia de las emergentes clases medias y la perplejidad frente a los nuevos modos de puesta en escena de la personalidad. Sé que hay una edición en castellano del El alma… (Ediciones Ambulantes, Madrid, 2011), pero de baja circulación allí y de ninguna en Buenos Aires.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite